lunes, 10 de junio de 2013

UNA NUEVA ERA

                                                  
La nueva edad de las tinieblas está cada vez más cerca de nosotros. El fin del mundo  no llegará con catástrofes naturales, epidemias, muerte, supersticiones religiosas…No, será de una forma más sutil.  El desarrollo frustrará su avance en pro de la miseria y la desigualdad.  Poco a poco, caminaremos hacia la obscuridad, y los que nos dirigen por esa senda son unos seres etéreos, sin nombre, con un poder maquiavélico que ha conseguido mover los hilos de todos nosotros. Durante años, anestesiados por la despreocupación, el consumo, la mentira, hemos sido sus marionetas. Ahora, mientras despertamos, convalecientes aún de ese espejismo vivido, nos percatamos, incrédulos, que estamos atados de pies y manos. Somos unas simples piezas de un juego que se han inventado.
Ellos mandan. Nosotros obedecemos. No escuchamos sus voces  pero acatamos sus órdenes. Introducen el miedo en nuestra cabeza y nosotros temblamos. Sus ideas gobiernan nuestras vidas. Somos una masa informe presa de un poder invisible.
Cuando les apetece sacan el tablero y mueven ficha. Cada movimiento supone un retroceso en unos derechos que creíamos consolidados. ¿Por qué?  Porque son el alma de la partida, los dueños de nuestro futuro. Se fomenta la opacidad y para ello dictan las directrices de la información que nos debe llegar. La ignorancia es importante, evita las reivindicaciones, la sublevación, el deseo de lucha. Nuestros movimientos son seguidos por cámaras vigilantes. Un paso en falso y se nos condena al ostracismo. Nos convertimos en hormigas a punto de ser pisoteadas por un ente gigante. ¿Cuándo? Lo desconocemos pero la espada de Damocles pende sobre nuestras cabezas permanentemente.
Los individuos que desconocemos y que nos dominan introducen infiltrados en forma de políticos, periodistas, economistas,sindicalistas, para generar malestar, envidia, odio, racismo, intolerancia. Mientras nos peleamos entre nosotros, ellos se mantienen a salvo y nos bombardean con impuestos, bajadas de sueldo, reformas laborales, privatizaciones sanitarias… Un cúmulo de ordenanzas que tienen un mismo objetivo: aumentar la desigualdad. No desean un mundo en el que la población aspire a conseguir las mismas condiciones. Son sólo ellos quienes pueden tenerlas. Si no hubieran creado la estafa que llamaron crisis, a estas alturas, ellos estarían abocados al anonimato. Si todo se desarrolla como tienen previsto, la incertidumbre, el desánimo, la pasividad serán nuestros compañeros de viaje. El nihilismo presidirá nuestras vidas. Esos entes invisibles nos han encaminado a una nueva edad de las tinieblas y nos han dejado perdidos en ella. Nos iremos extinguiendo hasta que hayamos desaparecido.