miércoles, 23 de junio de 2010

FLUIDO ONÍRICO

Era una casa especial, diferente, mágica, endiablada...
Maite se ahogaba en agua.
Manolo se ahogaba en alcohol.
La asfixia mataba el aire.
Allí sólo vivían muñecos inocentes,
muñecos que se emborrachaban,
se convertían en asesinos y se disolvían en agua.
La muerte presencia la escena.
Manolo coge unas tijeras
Maite tiene miedo. Se paraliza.
Todo se vuelve agua.
Maite huye dando brazadas hacia la puerta.
Manolo bucea entre la sangre derramada.
La calle está blanca de frío,
Manolo no sabe andar y cae en la nieve.
Su cabeza se quiebra. Se queda congelado.
Maite observa su muerte.
El sol sale y Manolo se hace líquido.
Se evapora.
Feliz, Maite, sube a casa y mete a todos los juguetes en una caja.
Todos los recuerdos se resumen en un corazón pequeño que se cierra eternamente.
Maite comenzará una nueva travesía.
Respira.
Pasea.
Un hogar nuevo le espera.
Entra en el portal de su nueva vida.
Los juguetes rompen la paz,
todos muestran una sonrisa malévola.
Corre enloquecida por las escaleras,
quiere llegar antes que ellos.
El ascensor comienza a gotear.
Cierra la puerta con llave.
Están fuera, los oye.
Se están convirtiendo en agua.
El líquido entra por debajo de la puerta,
por debajo de la puerta........
Es el fin.
Era una casa endiablada, mágica, diferente, especial...

martes, 1 de junio de 2010

ABISMO

El miedo que me genera una página en blanco es tan agobiante que los dedos se convierten en mármol y el teclado en cincel. Fijo la mirada en la pantalla y pienso en lo difícil que es esculpir un texto. Nunca me acostumbraré a esta sensación de vértigo. Recorro el laberinto de palabras intentando encontrar una salida adecuada a los recovecos que mi mente elabora en mi interior lingüístico. Estoy abrumada por la madeja de pensamientos que no exteriorizo y necesito expulsar.
Las musas me han abandonado y la inspiración juega con los rayos de sol que se dejan ver tras las ventanas.
La página en blanco se ha vuelto sepia.