martes, 1 de junio de 2010

ABISMO

El miedo que me genera una página en blanco es tan agobiante que los dedos se convierten en mármol y el teclado en cincel. Fijo la mirada en la pantalla y pienso en lo difícil que es esculpir un texto. Nunca me acostumbraré a esta sensación de vértigo. Recorro el laberinto de palabras intentando encontrar una salida adecuada a los recovecos que mi mente elabora en mi interior lingüístico. Estoy abrumada por la madeja de pensamientos que no exteriorizo y necesito expulsar.
Las musas me han abandonado y la inspiración juega con los rayos de sol que se dejan ver tras las ventanas.
La página en blanco se ha vuelto sepia.

2 comentarios:

  1. Las musas siempre vuelven, solo que a veces les gusta jugar al escondite ;-)

    Un beso,
    Teresa

    ResponderEliminar
  2. El mismo miedo que genera un lienzo en blanco...
    Hay que ponerse ante él y mirarle hasta que se vuelva transparente.
    Lleva su tiempo.

    ResponderEliminar