viernes, 29 de noviembre de 2013

RECUERDOS DE UNA DESILUSION



Primer premio III Concurso " Cartas a un maltratador". Distrito Barajas

Hoy te he visto. Caminabas cabizbajo con la espalda encorvada. Parecías un anciano. Si no hubiera sabido quien eras, me hubieras enternecido. Sin embargo, te conocía y sabía que en el momento que elevaras la cabeza tus ojos iban a mostrar todo el odio que llevas dentro.
No me apetecía encontrarme contigo y decidí cambiar de dirección. La vida dibuja círculos que por inesperados no dejan de ser sorprendentes.  Me percaté que era nuestro aniversario.  Hubiéramos cumplido nuestras bodas de plata. Me entristecí porque los recuerdos se agolpaban en mi cabeza.
¡Qué niña era! ¡Sólo veintiún años! Tú tenías treinta y ocho. ¡Cuántas ilusiones vagabundeaban en mi cabeza!  Me sentía como una princesa a la que iban a mimar, a cuidar, a amar. ¡Sería feliz!
Aquella ilusión que me tenía en las nubes  duró  lo que tardaste en darme la primera bofetada en plena luna de miel.  Ese día se estrenaría la función de teatro en la que iba a interpretar a la protagonista. Me convertí en la gran actriz que siempre sonreía  ante los demás y que lloraba por dentro en soledad.
No fui mimada, no fui amada, no fui feliz. Me convertí en un ser anodino, sin ilusión, triste. Tú me eras infiel con el alcohol. Cuando estabais juntos, confabulabais, de tal modo, que mi cuerpo siempre era el indemnizado por las maravillosas ocurrencias que a los dos os producía ese estado de pasión perpetua.
Mi embarazo supuso una pequeña tregua en aquellas orgías que te montabas.  Digo pequeña porque sustituiste los golpes por un lenguaje peyorativo, denigrante, soez. Me avisaste que elegirías la vida de nuestro bebé a la mía en caso de sufrir algún contratiempo en el parto. Recuerdo, como si fuera ayer, el momento en el que me dijiste aquello. Tus ojos estaban llenos de ironía, burla, odio.
La presencia de nuestro hijo no cambió tu comportamiento hacía mí, En mi mente aún viven palabras como miedo, temblor, lágrimas, desesperanza…basura, nada, derrota, vergüenza, secreto, mentira, ausencia…moratones, contracturas, sangre, dolor, violación…insultos, ridículo, culpa, depresión, soledad….gritos, gritos, gritos…ayuda, ayuda, ayuda…
Y una madrugada la recibí. Apareció la policía en nuestra casa. Un vecino dio el aviso. No sé quién fue pero tendrá mi agradecimiento eterno. Intentó salvarme  pero yo… Aquellos agentes me tendieron su mano para llevarme a una casa de acogida junto con el niño.  Te miré y me diste pena. Llorabas con tanta angustia….
 No acepté.  Aún hoy me llamo estúpida. Me hubiera ahorrado un año de sufrimiento
Nadie de la familia  y de nuestros escasos amigos conocía mi situación. Sólo nuestro hijo consiguió darme fuerzas con su miedo. Porque tú no lo sabes, pero todas las noches, cuando llegaba de trabajar, él se acercaba a mí y, mientras me abrazaba, me decía al oído: hoy no le hables porque está enfadado… Hubo otros momentos, en los que, creyendo que jugábamos al escondite, salíamos corriendo de casa para ocultarnos en el descansillo de la escalera. Desgraciadamente, a medida que iba creciendo se daba cuenta que eso no era un entretenimiento divertido.  Al contrario, se trataba de huir de ti, su padre.
Estaba paralizada. Me hiciste creer que yo era la que provocaba toda esa violencia. La máxima responsable de tu insatisfacción. Tú eras un pobre inocente que no tenías más remedio que utilizar tu agresividad para llevarme por el buen camino. ¿Buen camino?, ahora sonrío al recordar esa frase tantas veces escuchada.
Por fin, saqué fuerzas y pedí  ayuda a mi familia. Durante meses me acompañaron a asociaciones, psicólogos y una noche, cuando tu mano volvió a juguetear con mi cuerpo, decidí salir de nuestra casa para siempre e ir a comisaria. Fue el cuatro de Julio. Toda una noche de confesión, de liberación.  Emulando a los americanos, también celebré mi independencia, mi libertad. No fue fácil porque tus hermanas me conminaron a retirar la denuncia reprochándome  la vergüenza que iba a sentir nuestro hijo por tener a su padre en la cárcel. ¡Hipócritas! Sí, pero consiguieron su propósito porque yo, entonces, era vulnerable, era nada, no creía en mí. Era basura. A los pocos días, al enterarte que ya no había cargos contra ti, me llamaste por teléfono, y mofándote de mí, dijiste que ibas a brindar con champán por mi buen comportamiento.
Aquel tiempo parece tan lejano…y hoy, cuando te he visto de lejos, tan desvalido, no he sentido ni un ápice de compasión por ti, sólo una alegría infinita al constatar que no formo parte de tu vida. ¿Sabes? Por fin ha caído el telón y dejaré de representar a aquella mujer que nunca merecí ser. Hoy más que nunca miro a la vida de frente.


TU VOZ, MI VOZ



Ganador en el III Certamen de Relatos Cortos Semana de la Radio de Saldaña

¿Recuerdas cuando te conocí? ¡Claro que no! Era enero, era jueves, eran las siete de la tarde. Estuvimos enfrente el uno del otro durante dos horas. Nunca he sabido lo que dijiste. Tengo hilvanadas, en mi mente, sombras de detalles, gestos, sonrisas, pero, sobre todo, tu voz, ese timbre que se iba incrustando en mi oído e iba bajando por los recovecos de mi cuerpo hasta llegar al corazón.  En ese momento, te reconocí.  Tu voz había acompañado mis años adolescentes con la música que pinchabas en tu programa de radio.  Años después, te recuerdo contándome historias de sobremesa mientras ejercía de madre. Tu voz fue acompañando mi vida. De pronto, estabas delante de mí. Mirándome.  No eras sólo una voz.
Ese día fue el principio de mi fin.  El comienzo de mi obsesión por ti.  El inicio de un juego peligroso del que tú siempre resultabas ganador.
Paulatinamente, el  trabajo nos acercaba. Me mirabas, me sonreías, me cogías por la cintura, me acariciabas el pelo…cruzábamos miradas…y yo, ¡yo te admiraba tanto!
Las prácticas en la radio acabaron, mi tiempo de estar contigo también.  El último día te dejé un regalo encima de tu mesa con una nota que no quería decir nada pero quería decir todo. Mis sentimientos se plasmaban en palabras. El adiós se transformaba en palabras.  Tu voz... evocaba  palabras que tú no pronunciabas  pero que  yo escuchaba.
Los fines de semana  te busqué entre las ondas. Tu voz me llegaba llena de vida, de alegría. Me imaginaba tus gestos, tu sonrisa, tu mirada. ¡Qué cerca estaba de ti y qué lejos!
Una noche de madrugada sonó el teléfono. Al descolgar, una sorpresa me aguardaba. Tu voz se hizo presente.  Mi corazón palpitaba alborotado. Te dirigías a mí. Me susurrabas, me amabas.  Tus palabras traspasaban el hilo telefónico y comenzaban a acariciarme, besarme, excitarme. Escuchaba tus jadeos, tu placer y yo me moría por dentro.  Eras tú.
El sexo de tu voz se fue metiendo muy dentro de mí.  Me sentía dichosamente poseída. Nunca me abrazaste, sólo lo hizo tu voz. Nunca me besaste, sólo  lo hizo tú voz. Nunca me acariciaste, sólo lo hizo tu voz.
Alguna vez nos vimos frente a frente, por casualidad, y en ese momento fingías distancia. Ante los demás, actuabas, mentías, no recordabas  mi nombre. Sin embargo, por la noche, cuando la madrugada se llenaba de ti me acurrucabas entre palabras y buscabas  mis labios entre susurros quedos.
Una noche tu voz no vino a mí. A ésta la siguieron muchas más. Mi angustia aumentaba, desfallecía y cuando llegaba el fin de semana y te oía a través de la radio, mi cuerpo temblaba. Me hacías falta. Te habías convertido en mi  droga. El deseo me estaba apartando de la realidad. Me consumía tu ausencia nocturna.
Compulsivamente, marcaba tu teléfono todas las noches. No obtenía respuesta. Te habías evaporado. No. Tu voz se había cansado de mí.  Me estaba volviendo loca.  Me movía como una muerta entre los vivos.  Me escondía para verte de lejos y me acercaba discretamente para escucharte.  El sonido que salía de ti me fortalecía durante unos días pero, luego, de nuevo, la confusión, el desfallecimiento…
Así fueron transcurriendo los meses hasta que llegó el 6 de Enero. Era sábado. Mi regalo de reyes ibas a ser tú. Te iba a escuchar.  Lo único que pedía día tras día era una llamada tuya, un guiño tuyo a través de las ondas. Mi imaginación creía saber  cuándo  te dirigías a mí.  Nerviosa, puse la radio. Eran las diez de la mañana y tu voz no estaba. ¿Qué pasaba? Golpeaba la radio, salían voces pero no eran la tuya.  Mi único deseo para ese día y no lo tenía. Tiré el aparato al suelo, lo pisoteé. Me movía  compulsivamente, volvía a enchufar otro receptor, el volumen al máximo y  tú no estabas.  En un instante,  todas las radios, estaban encendidas y una tras otra iban siendo  desmadejadas para buscar entre los cables la voz que los Reyes Magos me habían usurpado... Un timbre en mi oído…¡Alguien venía!...mis padres, mis  hermanos, todos allí con cara de circunstancias… ¡estúpidos!,¡ alejaos!, ¡yo sólo deseaba escuchar tu voz! . Mi corazón se estaba precipitando hacía el abismo. Regalos, sonrisas, paquetes, preguntas, exclamaciones y yo, exhausta, esperándote… ¡Ahí está! Grité…Tu voz…tu voz…tu voz…mi hermana me hablaba, mi cuñado comentaba, mi padre gesticulaba… ¡malditos! Mo me dejan que disfrute del único regalo que me importaba…Chillaba…comencé a echar espuma por la boca, me restregaba por el suelo con convulsiones de fiera salvaje, brazos que me recogen, lágrimas y a lo lejos, la canción de Guantanamera, aquella que tantas noches me susurrabas teniendo al auricular como testigo.  Tu voz entrecortada…porque ya nunca habrá cobertura; noria que sube y baja, silencio, calmantes…
Llega la noche y la oscuridad. Sonámbula me levanto de la cama y marco el número de tu teléfono. Te dejo un mensaje lleno de amor. No hay respuesta. Lloro .Un abismo oscuro se apodera de mí. Tardé mucho en salir de él.

Después de tanto tiempo, no he querido saber de ti. No debo. No quiero. Sin embargo, sé que estás bien, que recoges premios, que sales en televisión…Pero ¿tu voz, qué ha sido de ella? Quizás está resguarda en un silencio que atrapa y encarcela o puede que vuele libre buscando amar, desear, susurrar. De lo que estoy segura es que yo nunca la podré volver a escuchar porque mi corazón volverá a temblar, a sufrir, a penar.

LAS PALABRAS VUELAN



Demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost…este era el mensaje que rezaba en todas las maletas del caballero que estaba sentado a mi derecha. 
Trabajo en el aeropuerto y desde hacía un año ese hombre deambula durante todo el día paseando, en un carro, su equipaje por toda la terminal. Por la noche se sienta en uno de los bancos y duerme apoyando su cabeza en las pertenencias que le acompañan.
En una ocasión, quise entablar conversación con él. Quería ofrecerle mi ayuda. Él me miró con mordacidad y gritó: ¡demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost!  Asustada me alejé de su lado.

Hace poco observé que el carro estaba abandonado en un rincón. Su dueño no estaba. Mientras elucubraba qué habría sido de él, sentí que alguien me daba en el hombro. Me gire y la voz de un hombre me preguntó susurrando: ¿demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost?

Relato con el que participé en el concurso de micros de Getafe Negro.

DESTINO INDEFINIDO


DESTINO INDEFINIDO


Demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost, eso pensaba, mientras me abrochaba el cinturón. Unos letreros luminosos anunciaban el inminente despegue. El silencio estallaba en mis oídos. Nadie hablaba. Nadie se movía.
Elevándonos hacía el cielo comencé a sentirme etérea. La fuerza de la gravedad parecía que hubiese desaparecido. Nadando en el aire me acerqué a la cabina y comprobé que estaba vacía. Gritaba angustiada pero las palabras enmudecían. El resto del pasaje parecía dormido. Mi terror iba en aumento. Quería despertarlos pero no podía.  Me costaba respirar. Toda yo se diluía en la atmósfera viajando a la nada.

Soy el Dr. Rubio, lamento tener que darle esta noticia: su mujer acaba de fallecer.









MENSAJE ANÓNIMO




“Me aterraba, sobre todo, su absoluta soledad”...

Interrumpió la lectura el escuchar el timbre de la puerta. Tras la mirilla no vio a nadie. Pesé a todo, su curiosidad pudo más que el temor y abrió. El descansillo de la escalera estaba vacío. Cuando se disponía  a cerrar observó que había algo en suelo sobre el felpudo. Era un sobre. Lo rasgó y cinco palabras escritas en mayúsculas le alarmaron: MAÑANA, CUANDO SALGAS, TÚ MORIRÁS.
Se estremeció. Desde luego era una broma de mal gusto. Movió la cabeza quitando importancia al asunto y decidió volver al sofá a seguir leyendo. No pudo hacerlo. No se concentraba. Un miedo estúpido se apoderó de ella. Los nervios estaban atrapando su cuerpo y el resto de la tarde dominical la paso temblando y dando vueltas a ese mensaje anónimo. Temblaba. Se tomó un vaso de leche y una valeriana y se fue a la cama Estuvo toda la noche dando vueltas en la cama. Apenas pudo dormir; los pequeños momentos en los que el sopor se apoderó de ella, soñaba con un hombre que la acuchillaba a la salida del portal. Se despertaba gritando…, se despejaba, se adormecía, volvía a despertarse presa del pánico. Horas y horas  girando en un bucle onírico del que no podía salir.
Al llegar el día, la tensión fue en aumento. Temía salir de casa pero no le quedaba otra alternativa; tenía que trabajar. Cogió el ascensor y el reflejo le devolvía un rostro ojeroso y crispado. Apenas podía respirar.
Caminó unos pocos pasos por la acera. Miró a un lado y a otro. Nada pasó y exhaló un suspiro de alivio. ¡Qué boba había sido! Pero… ¿cómo es posible que me haya tomado tan en serio algo por el estilo?, se preguntaba sonriendo mientras se dirigía a la parada del autobús.
Desconocía que él siempre le estaría vigilando. El próximo domingo volvería a enviarla otro sobre con cinco palabras que le paralizaran, le asustaran…Sí, así hasta volverla loca o matarla. No le dejaría escapar.


jueves, 11 de julio de 2013

LA LECTURA DE LA ESPERANZA


María lee:
“Que trata del lugar donde nació Oliver Twist y de las circunstancias que ocurrieron en su nacimiento”. Entre los varios edificios públicos de cierta ciudad, que por muchas razones será prudente que me abstenga de citar, y a la que no he de asignar ningún nombre ficticio….”
María nos lee despacio esta historia como si fuera la primera vez. Sin embargo, no lo es. Desde que estoy aquí la he escuchado un centenar de veces. Pero nunca me aburre. Cada vez que comienza siento que la vida me está dando otra oportunidad.
Soy Merche y estoy en la cárcel de Ventas desde hace un año. Vivo en una celda con otras once mujeres. ¿Mi delito?, ni siquiera lo sé. Los que me juzgaron dijeron que era un peligro para el estado por ser una activista roja. Puede ser que los cuentos que escribía,  y que alguna vez me publicaron, abogaran por la igualdad entre hombres y mujeres y por el derecho de éstas últimas a formar parte de la sociedad. Ideas peligrosas y revolucionarias. Eso dijeron. Desde entonces, y tras diez días en Gobernación, espero mi ejecución acompañada de la miseria, el hambre, las vejaciones y los gritos de desesperación que suben por el corredor, día tras día y noche tras noche. Laura, la más jovencita, tiembla y llora. Sólo tiene 16 años y su pecado fue enamorarse de un militante comunista. Él está desaparecido y ella muerta entre estas cuatro paredes. Fue violada por los guardias que la custodiaban, sometida a baños de agua fría y golpeada sin piedad. Apenas habla y, únicamente sonríe, cuando escucha las aventuras de Oliver Twist. Hemos tenido suerte de contar con este libro. Su magia nos transforma una a una. Nuestros ojos se miran y comprenden. Lola siente que su neumonía no la ahoga; Puri olvida que dentro de unos meses parirá a una criatura que no verá crecer; Manuela mueve sus piernas muertas; Toñi no se queja de su mala suerte y, el resto, las más ancianas, descubren mundos que no conocían. Sospecho que la que más disfruta es nuestra lectora. Cuando abre el libro, revive sus años de profesora enseñando a niños sedientos de conocimientos.
La lectura se detiene tres veces al día cuando, en formación, tenemos que salir al corredor para cantar los tres himnos del movimiento, con la mano derecha en alto, saludando a un sol escondido. Al principio, nos negábamos pero, ahora, por supervivencia y desamparo gritamos con fuerza palabras lejanas a nosotras. Cuando terminamos, volvemos a nuestras celdas, nos apretamos unas contra otras para combatir el frío y volvemos a poner la atención en el personaje que nos evade de nuestra triste realidad.
María lee:
“Cuando a la mañana siguiente, despértose  Oliver, quedó harto sorprendido al ver que junto a su cabecera habían colocado un par de zapatos nuevos, de gruesas suelas, y que los viejos habían desaparecido”…
María se interrumpe. La cadencia de los pasos de las carceleras nos aterran; su eco transmite crueldad, dolor, sufrimiento. El final.
María, temblorosa prosigue la narración:
“-Hace una hermosa noche, caballero, aunque algo fresca para esta época del año –dijo Fagin, frotándose las manos-. Venís del campo, según veo, señor”
María enmudece. 
El sonido del terror se ha plantado delante de nuestra celda. Las llaves anuncian la despedida.
-¡Purificación Renedo!...-levántate-
Todas nos ponemos en pie. No hacen falta palabras. Nuestros ojos lloran sin lágrimas. Su adiós es el nuestro. Puri tiembla y se abraza el vientre.
-¿Cómo son tan crueles? ¡ No dejarán que mi hijo nazca!. Morirá sin ver la luz del sol.
-Déjate de lamentos, ¿quieres darte prisa?
Puri sale sin mirar atrás. De repente, se detiene y grita: prosigue María…
María lee:
“En esta tumba no hay ataúd, y quiera Dios que pasen, pasen, muchos, muchos años, sin que otro nombre venga a colocarse sobre ella”
Los días pasan con terrible monotonía. Terrible desolación pero un día se escucha movimiento en el corredor. Rumores, murmullos, risas…Sonidos ajenos, sonidos dormidos que se despiertan de golpe. Palabras que se agolpan, palabras que vuelan…libertad,  perdón, vida. El generalísimo quería celebrar el segundo año de su victoria promulgando una amnistía que alcanzaba a muchos condenados con penas inferiores a doces años. Muchas abandonarán este sufrimiento cautivo. De nuestra celda, Laura, nuestra niña, nos dejará llena de heridas en el alma pero repleta de ilusión. Espera impaciente. Las llaves abren su libertad. Sonriéndonos, se despide de cada una de nosotras y, cuando llega a María la espeta: sigue leyendo
 Y María lee:

“El destino de aquellos que han figurado en la presente historia casi toca a su fin. Lo poco que a su historiador le queda por narrar cuéntase en pocas sencillas palabras”.

martes, 2 de julio de 2013

CONVERSACIONES MOVILES

Después de un día duro de trabajo deseo coger mi libro y leer mientras el balanceo del tren me acompaña. No va a ser posible.
Las conversaciones se multiplican a mi alrededor.
Lado derecho: ¿Hola? No te oigo bien. Sí, voy en el tren. Claro, claro. Mañana a las cinco. Mujer, que sí, que voy a ser puntual. Besos.
Lado izquierdo: María coge a los niños y vete al parque. En cinco minutos llego. 
Enfrente: Sí, pero yo quiero una tarifa más baja…Eso no fue lo que firmamos. ¿Qué no le consta?,por favor, ¿me puede pasar con un superior suyo?...
Dos asientos por detrás suena una música pachanguera y bombas de chicle explotando.Algarabía juvenil.

Cierro el libro desesperada. Ahora el que suena es mi móvil y observo como el resto de pasajeros me miran de soslayo pendientes de mi conversación. 

lunes, 10 de junio de 2013

UNA NUEVA ERA

                                                  
La nueva edad de las tinieblas está cada vez más cerca de nosotros. El fin del mundo  no llegará con catástrofes naturales, epidemias, muerte, supersticiones religiosas…No, será de una forma más sutil.  El desarrollo frustrará su avance en pro de la miseria y la desigualdad.  Poco a poco, caminaremos hacia la obscuridad, y los que nos dirigen por esa senda son unos seres etéreos, sin nombre, con un poder maquiavélico que ha conseguido mover los hilos de todos nosotros. Durante años, anestesiados por la despreocupación, el consumo, la mentira, hemos sido sus marionetas. Ahora, mientras despertamos, convalecientes aún de ese espejismo vivido, nos percatamos, incrédulos, que estamos atados de pies y manos. Somos unas simples piezas de un juego que se han inventado.
Ellos mandan. Nosotros obedecemos. No escuchamos sus voces  pero acatamos sus órdenes. Introducen el miedo en nuestra cabeza y nosotros temblamos. Sus ideas gobiernan nuestras vidas. Somos una masa informe presa de un poder invisible.
Cuando les apetece sacan el tablero y mueven ficha. Cada movimiento supone un retroceso en unos derechos que creíamos consolidados. ¿Por qué?  Porque son el alma de la partida, los dueños de nuestro futuro. Se fomenta la opacidad y para ello dictan las directrices de la información que nos debe llegar. La ignorancia es importante, evita las reivindicaciones, la sublevación, el deseo de lucha. Nuestros movimientos son seguidos por cámaras vigilantes. Un paso en falso y se nos condena al ostracismo. Nos convertimos en hormigas a punto de ser pisoteadas por un ente gigante. ¿Cuándo? Lo desconocemos pero la espada de Damocles pende sobre nuestras cabezas permanentemente.
Los individuos que desconocemos y que nos dominan introducen infiltrados en forma de políticos, periodistas, economistas,sindicalistas, para generar malestar, envidia, odio, racismo, intolerancia. Mientras nos peleamos entre nosotros, ellos se mantienen a salvo y nos bombardean con impuestos, bajadas de sueldo, reformas laborales, privatizaciones sanitarias… Un cúmulo de ordenanzas que tienen un mismo objetivo: aumentar la desigualdad. No desean un mundo en el que la población aspire a conseguir las mismas condiciones. Son sólo ellos quienes pueden tenerlas. Si no hubieran creado la estafa que llamaron crisis, a estas alturas, ellos estarían abocados al anonimato. Si todo se desarrolla como tienen previsto, la incertidumbre, el desánimo, la pasividad serán nuestros compañeros de viaje. El nihilismo presidirá nuestras vidas. Esos entes invisibles nos han encaminado a una nueva edad de las tinieblas y nos han dejado perdidos en ella. Nos iremos extinguiendo hasta que hayamos desaparecido. 

viernes, 31 de mayo de 2013

IDIOMICINA RETARD 500mg



1. Qué es Idiomicina Retard y para qué se utiliza

Idiomicina pertenece a un grupo de apaciguadores cerebrales denominados calmahipnóticos.


Se utiliza para el tratamiento de las siguientes afecciones inobedientes:

- Dolencias  producidas por la tentación de rebelarse a los  patriarcas  de la urbe.

- Enfermedades generadas por ensoñaciones de libertad.

- Patologías originadas por el efecto de culturas perniciosas que estimulan el fatal libre pensamiento.

- Disfunciones sexuales pecaminosas alejadas de la moral establecida.

2- Antes de tomar Idiomicina Retard

No recetar idiomicina Retard sin antes lavar el cerebro al paciente. Introducir mediante resonancias electromagnéticas ideas beneficiosas para nuestra urbe.

Tener especial cuidado con Idiomicina Retard

- Si al paciente se le ha hecho una lobotomía.  Es difícil que un individuo sometido a esta intervención quirúrgica sufra de las patologías propias de insurrectos del sistema. Pero, hipotéticamente, hay que estar alerta por si surge cualquier contrariedad adversa.

- Mujeres embarazadas. Para ellas existe una dosis más alta. El individuo que protegen en su vientre tiene que estar alienado desde antes de su nacimiento.

-Si durante el tratamiento de este medicamento se producen síntomas tales como carcajadas, alegría desmesurada y felicidad hay que eliminarlo de manera fulminante. 

- Este medicamento es compatible con otros alienantes cerebrales. Nunca dar con estimulantes. El efecto es negativo.

3. Cómo tomar Idiomicina Retard

El paciente debe estar  aislado en naves individuales. No puede tener contacto visual con individuo alguno, al menos, durante un año.  Cada veinte minutos se les hace escuchar el discurso de los patriarcas donde se establece el decálogo del buen ciudadano.

La dosis se establecerá según el criterio de los médicos encargados del tratamiento del paciente, aunque como norma general, la frecuencia de administración es la siguiente:

Adultos contrarrevolucionarios con rebeldía en grado medio:   4000mg (1 comprimido) ,8 veces al día durante los primeros seis meses.  Transcurrido este tiempo, la dosis se reducirá a  2000mg.

Adultos con rebeldía alta: 8000 mg al día los primeros seis meses. Posteriormente, introduciremos 4000mg.

PRECAUCIÓN para aquellos que vomiten el comprimido dar dosis dobles para compensar la que no ha sido ingerida.

POSIBLES EFECTOS ADVERSOS

La mayoría de los efectos observados en los ensayos clínicos se han realizado con ciudadanos inútiles para la urbe. En ellos se pudo observar náuseas, dolor abdominal y pérdidas de conocimiento. Todo dentro de lo establecido. Apenas hubo fallecimientos.

Además, podrían observar los siguientes efectos cuando se administra mediante inyecciones.

-Reacciones de agresividad, agitación, nerviosismo. Algunos individuos gritarán pidiendo auxilio. Hacer caso omiso. Duplicar la dosis.

CONSEJOS PARA LOS MEDICOS QUE ADMINISTRAN IDIOMICINA RETARD

Está totalmente prohibido difundir este tratamiento al resto de la comunidad. No se permite opinar ni modificar lo que en la normativa médica de la urbe se establece para la IDIOMICINA RETARD.  En casos de desobediencia, se aplicarán las leyes impuestas por nuestros  patriarcas, tales como la retirada del título de medicina y el secuestro indefinido de su familia.

Este prospecto ha sido aprobado en el año 2058

jueves, 30 de mayo de 2013

LA LEYENDA URBANA DE TXO

Todos los amigos estaban en círculo dispuestos a jugar a la güija. Querían invocar a los espíritus. La noche era propicia. Todo estaba oscuro y la única luz que había en la estancia provenía de las llamas  de la chimenea.
El vaso comenzó a moverse. El espíritu se estaba presentando. Primero se dirigía a la T, luego a la X y finalmente se paró en la O. Dedujeron que se llamaba TXO. En su vida terrenal tuvo que vivir en algún país del Oriente. El vaso, vehículo conductor entre la vida y la muerte, no se movía. TXO esperaba preguntas. Rompiendo el silencio uno de los miembros del juego dijo:
-Yo creo que deberíamos de parar o en caso contrario, Soledad debería participar. Da mala suerte que una de las personas mire y no participe.
-¡Bah! ¡No digas tonterías! Tienes miedo. Te estás rajando…
-No de verdad. Os voy a decir el motivo:
Cuentan que hace tiempo, un grupo de adolescentes, cuando terminaban las clases, se quedaban en el patio del instituto y jugaban a invocar a los espíritus. Uno de ellos nunca jugaba pero siempre miraba. Un día se les presentó un espíritu que dijo llamarse TXO. Apenas se movía y su alma quería estar siempre cerca de la persona que no participaba en aquella invocación de los muertos. Parecía que la estuviera invitando a participar. Desde ese día, no volvió a presentarse otro espíritu que no fuera TXO y siempre tenía la misma actitud.
Llegó el verano y con él las vacaciones. El chico que no participaba en el juego se sentía raro, nervioso. En su casa sucedían cosas difíciles de explicar., por ejemplo, un ruido seco y fuerte en medio del silencio de la noche despertó a todos los miembros de la familia. Un niño Jesús de esos que todas nuestras madres tenían en su habitación apareció guillotinado. Un corte perfecto que separaba cuerpo y cabeza. Otro día, un Jesucristo se cayó de la pared donde había permanecido colgado desde hacía décadas y, para colmo, no se dejaban de escuchar por la casa quejidos a cualquier hora del día.
El otoño llegó y el muchacho se disponía a reencontrarse con sus compañeros. No pudo. El primer día de curso, cuando se dirigía al instituto, un coche le atropelló dejándole en silla de ruedas para el resto de su vida.
-Pero, bueno, Pepe, no seas ingenuo. Sólo fueron casualidades y mala suerte.
-Ya, pero cuando se nos ha aparecido TXO me he acordado de esa historia. Además, si os fijáis el vaso está posicionado enfrente de Soledad.
-Soledad, ¿tú que dices?  ¡eres la elegida por TXO! ¿quieres participar  o le despedimos y  mandamos al infierno a nuestro amigo?
-Gracias por avisar, Pepe, pero yo soy bastante descreída. Es por eso que no juego a estas niñerías. Esto de la guija es algo infantil. No os preocupéis. Seguid.

 A pesar de la advertencia de Pepe ellos siguieron jugando o al menos lo pretendieron porque TXO no se movía y cuando lo hacía se dirigía hacia Soledad.

Al día siguiente salieron de casa a dar un paseo. Soledad iba sola enfrascada en sus pensamientos y no escuchó los gritos de sus amigos que la advertían que un coche se había saltado el semáforo en rojo. Soledad fue atropellada y  murió esa misma noche.

Por eso os digo. Si alguna vez jugáis a la güija tened en cuenta una cosa:
Todos los presentes debéis participar porque el espíritu de TXO regresará del pasado y las consecuencias serán terribles.



LAS PALABRAS VUELAN


Natalia tiene 32 años y es pediatra. El departamento de Oncología del Hospital del Niño Jesús ha conseguido importantes avances para atajar la leucemia infantil y quiere presentarlos en el congreso anual que se celebra en la ciudad americana de Boston. Natalia, pese a su juventud, ha sido  una de las que más ha contribuido, con su investigación, a paliar los efectos de esta dolencia. El director del departamento ha querido que sea ella la que explique todo el proceso de investigación realizado en los últimos años.
Su vuelo sale a las cuatro de la tarde. Lleva en la sala de embarque mucho tiempo esperando. Le gusta llegar a tiempo a sus citas. Está nerviosa. No le gustan los aviones. Siempre les ha tenido pánico. Es tanto su miedo a volar que, la noche anterior, sus sueños han estado plagados de pesadillas. Cada una de ellas era diferente pero en todas ellas siempre aparecía un hombre guapo con unos preciosos ojos verdes. Si hubiera sido de carne y hueso se podría haber enamorado de él. De hecho, ahora que está despierta, cuando piensa en ese hombre, el corazón le palpita a más pulsaciones. ¡Qué absurda es!
Mira a su alrededor. Hay mucha gente esperando. Ella viaja en el grupo uno, el último en embarcar. Mejor, porque su  estado de ansiedad aumenta y los tranquilizantes que se ha tomado están tardando en surtir efecto. Observa con envidia como el resto del pasaje se dirige al avión recorriendo la pasarela acristalada con la mayor naturalidad. Son las mismas sensaciones que percibía en sus pesadillas. . Las imágenes de éstas vuelven a ella como flashes que inundan su mente.  Recuerda como algunos viajeros reían o charlaban con el compañero que les había tocado en suerte al lado de su asiento. Otros se afanaban en guardar su equipaje de mano haciendo huecos donde no los había. Las azafatas movían sus brazos indicando posibles salidas de emergencia y explicaban el uso de los chalecos salvavidas y de las mascarillas de oxígeno en el caso de una posible despresurización. Nadie las escuchaba porque se consideraban ajenos a un posible peligro. Y entre todos, llama la atención aquel hombre de los ojos verdes  inmerso en un libro que lee con avidez. Silencios de imágenes. Los cinturones abrochados, la señal de despegue que inicia el viaje hasta las alturas y que convierte al mundo en el que vivimos en una pequeña maqueta de colores geométricos irreconocibles. Los viajeros, en segundos, se convierten en gigantes capaces de todo y de nada. Vivencias estrechas entre pasillos y asientos que invaden nuestras vidas por unas horas. Sin previo aviso y con la laxitud de los movimientos oníricos, Natalia se sobresalta al escuchar las palabras exaltadas e incomprensibles de un hombre que lleva un portátil en los brazos. Tiene intención de estrellarlo contra una de las ventanillas del avión. Golpea fuertemente sobre el falso cristal. Los pasajeros gritan, una de las azafatas intenta aplacarlo pero el hombre comienza a agredirla. En medio de todo este alboroto, otro de los pasajeros intenta abrir una de las puertas de emergencia. Otros dos corren como locos con los carros del catering golpeando asientos y metiéndose en la clase preferente. El comandante envía mensajes tranquilizadores desde la cabina pero nadie parece hacerle caso. Sólo dos pasajeros se mantienen imperturbables: Natalia y el hombre de los ojos verdes. Saben que están en peligro y se cogen de las manos…parece el fin…No pueden respirar. Se abrazan. .
- Señorita, por favor, ¿va a pasar?
Natalia, se sobresalta, estaba tan metida en el recuerdo de sus pesadillas que no se ha percatado que estaba impidiendo el paso al pasajero que estaba tras ella. Mira hacia atrás para pedir disculpas y sus ojos se encuentran con un hombre guapo con unos preciosos ojos verdes.

-Sr. Wilson, siento molestarle. Estamos a punto de aterrizar. Si no le importa, tiene que ponerse el cinturón y colocar la mesa en posición vertical.
- ¡Vaya!  Se me ha pasado el tiempo volando. Y esto sí que es una afirmación real, ¿verdad?
- Sí, es verdad, - responde esbozando una sonrisa-. Si me permite la pregunta...¿está escribiendo su nueva novela? Le he observado durante el viaje enfrascado entre todos estos papeles.
- No o sí. Simplemente es un pequeño guión o quizá no sea nada, ya se verá.
- ¡Ojalá que el vuelo le haya dado la inspiración!...que tenga una feliz estancia en Boston.
- Muchas gracias, ¿Srta?     
- Natalia, Natalia Azcárate.


viernes, 24 de mayo de 2013

PARA ELLA



Le conocí un día de principios de Mayo. Lo primero que me atrajo de ella fue su tristeza…
Tengo los ojos negros. El pelo blanco. Ella siempre dice que tengo una mirada que enamora. Canta canciones mientras acaricia mis orejas. Sus dedos son delicados y sus cosquillas me inundan de felicidad.
La espero impaciente que regrese del trabajo. Revoloteo a su alrededor como un niño pequeño. Jugamos, corremos, saltamos, paseamos y, sobre todo, hablamos.
Su presencia me llena de alegría. El amor se mide en intensidad y el nuestro lo es.
La desconocí una tarde de finales de Abril. Lo primero que rompió mi corazón fue su tristeza.
Hoy la observo desde la distancia. Sé que me recuerda. Sé que llora. Sé que sus dedos se han quedado huérfanos de caricias. Sus canciones vuelan en silencio por nuestro hogar. Camina por la calle recordando mis pasos.
Ella no sabe que continúo a su lado revoloteando entre sus piernas y saltando de alegría cada vez que esboza una sonrisa.
Mi nombre es Jack, su perro. Una mascota para algunos, un amigo para ella…pero ¿acaso importa?.  Lo único significativo es que el tiempo se mide en intensidad y el nuestro será eterno.

jueves, 23 de mayo de 2013

EL SILENCIO


¿Qué significa un silencio? Si por antojo yo dejara de dibujar palabras en esta página…

           
El silencio sería la nada o el todo. Un sonido que afirma, que niega, que llora, que ríe. Sería Poncio Pilatos lavándose las manos sin emitir veredicto alguno.  Miles de bocas abiertas emitiendo mensajes angustiosos que no consigo escuchar. Angustia, angustia, angustia. ¡Silencio!, se rueda. Shuuuuuu. La muerte no es silencio, es un sonido blanco y negro lleno de estertores grises.  ¿Qué es el silencio? Vida…por eso me mantengo callada recomponiendo con piezas el puzzle de la mía. Un lugar sin retorno. Mi imagen se refleja en un cristal mientras la niebla silenciosa me rodea y abraza. Angustia, angustia. Respiro hondo. El sonido de la soledad.  Mi cabeza gira, da vueltas, lloro, y mi ansiedad aumenta, y mi angustia aumenta y mi dolor hondo aumenta….y grito: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH !. He destrozado el silencio. No hay vida tras el cristal. La imagen desaparece. Siseo: ESCUCHADME, ESCUCHADME, ESCUCHADME.  Subo el tono de voz, me altero y la loca sale de su tumba chillando: ESCUCHADME DE UNA VEZ, ESTEIS DoNDE ESTEIS, SI OS ACORDAIS DE MI¿Es tanto pedir?

¿Qué significa un silencio? ROMPERLO

martes, 21 de mayo de 2013

Y TÚ MÁS


 
Siento vergüenza e impotencia cada vez que escucho a nuestros diputados, a nuestros legisladores, discutir en el Parlamento. Se les llena la boca asegurando que son nuestros representantes pero, cuando llega el momento de demostrarlo el espectáculo es dantesco. Son como niños mimados. Constantemente, se miran el ombligo, por cierto, lleno de inmundicia,  mientras el pueblo se mueve en medio de la desesperación y la rabia. Sus diálogos son siempre reiterativos: Hay corrupción en su partido…en el suyo más; ante las circunstancias, tiene que dimitir…el que debe dimitir es usted. Su política es un fiasco…la suya lo fue más…y tú más, y tú más, y tú más…
 El tú más es su consigna junto con el de lavarse las manos. La población está tan quemada, desilusionada, enfadada que les mira atónitos preguntándose qué pintan esos señores en la cámara baja, la alta para qué mencionarla, tirándose los trastos mientras todo a su alrededor se desmorona.
Intuyo un final como el del Imperio Bizantino; se cuenta que cuando el ataque  de las tropas del Imperio Otomano sobre Constantinopla era inminente, los políticos e intelectuales bizantinos seguían discutiendo cuál era el sexo de los ángeles en vez de centrarse en lo que era fundamental: preparar la defensa de la ciudad. Finalmente, los turcos atacaron y Bizancio desapareció como Imperio. La diferencia entre estos hechos y los que nos ocupan es que cuando los políticos salgan a la calle y observen que todo está destruido, del revés, se volverán a echar la culpa los unos a los otros, sin responsabilizarse de su propia incompetencia y egocentrismo.
 

PODER NOTARIAL


Yo, Iñaki Urdangarín, estado civil casado, edad 45, ocupación yernísimo, nacionalidad española, domiciliado en Barcelona (España) , en uso de mis facultades y en nombre propio otorgo poder a Doña Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, domiciliada en Alemania, para que en mi nombre y representación, efectúe  gestiones para que mi suegro Don Juan Carlos, me vuelva a abrir las puertas de Zarzuela. Como amiga entrañable de su majestad y conocedora de sus gustos podría mediar para que nuestras relaciones vuelvan a ser tan gratas como las que viví en el pasado. Ella tiene métodos infalibles para conseguir lo que se proponga con el monarca. Su efectividad se comprueba día a día con las informaciones que aparecen en prensa  y que yo, a través de cordiales correos, he podido apreciar. Desde este momento, tiene toda la legitimación por mi parte para llevar a cabo ese  proyecto arduo y complicado.
Si de paso, es capaz de conseguir un viaje a Bostwana  para el juez que tan mal me lo está haciendo pasar, mejor que mejor…matamos dos elefantes de un tiro.

CONFECCION DE REDES ONIRICAS




PRIMER TEJIDO DE RED

La primavera ha estallado y su sangre se derrama en forma de amapola.
Atravieso el campo corriendo como una exhalación.
Me he convertido en una niña con trenzas que huye del temor.

Descalza, mis pies quedan atrapados entre las flores.

Sus tallos se enroscan hasta las rodillas y me dejan aprisionada.
Suben avanzando hasta mi garganta y me asfixian.

Mi cuerpo languidece, me falta la respiración, me ahogo, me muero
Un cuchillo poda a mis asesinas hasta dejarlas inertes exhalando babas verdes.

Alguien lanza mi cuerpo hacía el cielo y comienzo a volar.
Consigo sobrevivir dejando atrás lo que era un espejismo del paraíso.

SEGUNDO TEJIDO DE RED

Mi casa se ha convertido en un cubo de colores.
Cada una de sus caras tiene ojos que me vigilan.

Parpadean de manera sincronizada.

Cuando una abre el ojo, la otra lo cierra.
Me observan permanentemente, persistentemente.

Sola, encerrada, busco la llave que me lleve a la libertad.
Imposible. Sus miradas delatarían mi plan.

Me ovillo en una esquina.
Mis guardianes no vislumbran mi rincón.

Suena una alarma, suenan dos, suenan tres
La onda expansiva del sonido es brutal.

Estallan en mil pedazos todas las paredes y los ojos caen al abismo.
Me levanto, me observo libre y corro, corro, hacía la luz verde del infinito.

TERCER TEJIDO DE RED

Boca arriba en la cama, lloro de asco.

Él, borracho, está sentado a horcajadas sobre mí
Me abre la boca e introduce su pene seboso y lacio

Una felación obligada.
Ritmo lleno de arcadas.

Movimientos convulsos que me asquean.
Jadeos repugnantes que me ensordecen

Cierro los ojos.
No quiero ver su cara babeante, bobalicona

Mi boca se contrae.
Su cuerpo pesa y quiero morir.

Mis dientes no.
Reaccionan y muerden ese miembro carnoso.

Fuerte, más fuerte.
La sangre se derrama entre las comisuras de mis labios.

El grita, aúlla, y su reacción fortalece mi acción.
Me libera golpeando brutalmente mi cuerpo.

He vencido. Parte de su carne está dentro de mí.
Corro hacía la puerta huyendo del salvaje

Abro y antes de recobrar la libertad escupo una parte del miembro endemoniado que nunca más entrará en mi boca

CUARTO TEJIDO DE RED

Su rostro queda enmarcado por el círculo de la mirilla.
Me asusto. No puede ser.

Me ha encontrado.
Utilizo el cerrojo para salvarme.

No podrá entrar.
Vuelvo a mirar y su cara se muestra cruelmente sonriente.

Tiemblo
Grito pidiendo ayuda pero nadie me escucha.

Él se acerca más a la puerta y yo más a la mirilla
Súbitamente, mi cuerpo siente un pinzamiento cruel

Mi asesino ha metido una aguja envenenada por la cerradura
Se ha introducido en mi interior matando mi esperanza.

Mis entrañas salen del que era su habitáculo y viajan tras la ranura de la puerta
Mi último halo de vida permite que vea su imagen, tras la mirilla.

El monstruo que ha causado mi fin están siendo asfixiado por mis intestinos sanguinolentos.
El olor ha putrefacción ha vencido.

QUINTO TEJIDO DE  RED

Anuncios de colores invitan a entrar en la cueva de la diversión.
De la mano, mi hijo y yo entramos en un mundo de fantasía.

Conejos parlantes, sirenas patinando sobre hielo, pingüinos haciendo cabriolas
Nos transmutamos en juguetes infantiles. Mi hijo se convierte en pelota, yo, en robot.

Los pasteles y caramelos se adueñan de nosotros y dulcemente se divierten.
Risas llenas de azúcar y chocolate.

Una sirena silencia el entusiasmo colectivo.
Un arlequín gigante sale de un agujero humeante.

Sonríe satánicamente. Sus dientes son negros.
Lleva un abrecartas en la mano.

Se dirige hacía mi hijo
Quiere desinflarlo. No lo voy a consentir.

Le doy una patada para que huya del peligro.
Rueda, rueda, rueda hasta llegar a la red de una portería.

Enfadado por no haber conseguido su propósito, el bufón enfila sus pasos hacía mí.
Apenas puedo correr. Mi peso de hierro no me lo permite.

De pronto, un golpe en la cabeza le hace caer mortalmente.
Mi hijo ha volado salvándome la vida. Nos abrazamos y salimos de la cueva acompañados de nuestra utopía.

SEXTO TEJIDO DE RED

La estación está llena de trenes
Los andenes llenos de pasajeros.

Se respira confusión.
Subo a mi vagón.

Está repleto de ánimas de mi pasado.
Abuelos, primos, amigos

Llevaban años esperándome
Me sonríen.

Sin palabras, sólo con gestos, me invitan a sentarme
Se cierran las puertas.

El tren comienza su camino.
Las palabras dejan de salirme y los sonidos dejan de oírse.

Estoy muerta, ¿o no?.

SEPTIMO TEJIDO DE RED

Escalones metálicos me ascendían a un mundo demasiado elevado.
Tengo poca estatura y aunque me esfuerzo, mis piernas no pueden alcanzar los sueños que deambulan por las alturas.

Subo y bajo por esa escalera. Consigo atrapar alguna utopía, alguna esperanza. Otras ilusiones, más escurridizas, se elevan como un globo hacía más allá de las nubes, hacía la explosión invisible y, aunque me apresuro a subir esos escalones, no llego a tiempo.
A veces, cuando desciendo, muchos de esos anhelos, que creía haber conseguido, se estrellan contra el suelo o se ocultan en un agujero negro y profundo que los hacía desaparecer más allá del centro de la tierra.

Cansada de tanto esfuerzo sin recompensa, decido quedarme en medio de aquellos escalones. Quieta, dejo de hacer, observando el color negro de un abismo blanco que me deslumbra.
Aparecen manos a mi alrededor que me quieren ayudar, a subir, a bajar, a moverme. Manos grandes, manos pequeñas.

Todas terminan diciéndome adiós y yo, sola, inmovilizada, echo raíces en un escalón. Éstas no se pueden estar quietas e inician prolongaciones hacía arriba, hacía abajo, hasta enredarse en una maraña de óxido.
Mi escalera metálica se ha convertido en una red de ramas que aumentan el peso de mi opresión. La sobrecarga de mi hastío se ladea hasta caer al suelo.  Tengo heridas por todo mi cuerpo pero despierto en suelo firme.

Cargada de renovadas energías arrojo la escalera muy lejos de mí junto con las raíces que la envuelven.
Dejando atrás el pasado inicio un nuevo camino.

 FIN DE LA RED

Muchos sueños después…
Me despierto escuchando la Suite nº 1 para Cello de Bach.

Sus notas vuelan llenando mi alma de paz.
El viento acaricia mi cara.

El olor a salitre me evoca momentos de tranquilidad
Los albatros vuelan a ras del mar sorteando la espuma de las olas.

Mi alrededor está lleno de paz y felicidad.
Mis ojos reflejan la vida que emana de mi interior

Murió el maltrato y el maltratador.
Con fortaleza y tesón reconvertí mi vida y me liberé de mi perseguidor.

Desaparecieron los rincones donde esconderse, los miedos donde refugiarse

Corro libre entre las amapolas sin miedo a mancharme.
Por fin, soy una persona.