UN VIAJE DE VIDA QUE SE MUEVE EN TREN
Me subo al tren cuando está amaneciendo. El paisaje se mueve ante mis ojos. A mi alrededor observo a las personas que me rodean. No las conozco, no sé que problemas tienen pero sé que durante unos minutos sus vidas se entrecruzan con la mía. Quizás no nos volvamos a encontrar más o, puede, que la monotonía de los días nos haga coincidir en más ocasiones. Nos convertiremos en extraños conocidos.
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