miércoles, 24 de marzo de 2010

PASEO

Un paseo por la sombra de los olmos me dirige hacia el estanque donde reposa el pez de bronce.
Sus ojos me miran fijamente y, a través de ellos, observo como cristaliza el musgo del destierro.
Hace siglos que no surca los mares.
Hace siglos que las gaviotas no le susurran historias de marineros perdidos entre las olas.
Hace siglos que no escucha el canto de sirenas.
Hace siglos que su vida se estancó cerca de la sombra de los olmos.

viernes, 12 de marzo de 2010

LUTO


Delibes ha muerto.
Las páginas en blanco están de luto.
Nunca más las dibujará con palabras.

UNA IMAGEN

Mirada a las cámaras. Disparos. Ya está, miles de imágenes de una misma cara para la posteridad. Una estrella de la canción saludando antes de recoger su último premio.
Bella, impecablemente peinada, impecablemente maquillada, impecablemente vestida.
Impecablemente impecable.
Saluda con la mano y con los ojos. Está feliz.
Sin embargo, detrás de esa máscara exterior se esconde una persona tremendamente cansada, triste y fea. Si metiera mi mano por su boca y mis dedos tuvieran luz, lo único que ellos podrían atisbar sería dependencia, dudas, miedos. La posteridad no quisiera pertenecer a esa imagen.
No saluda ni con la mano ni con los ojos. Es infeliz.

LO QUE NUNCA PROBÉ.

Nunca me ha gustado la música heavy, aunque tampoco, ateniéndome a la verdad, he dedicado tiempo a escucharla. Siempre hay una primera vez y el otro día, cuando Pablo tenía puesto en el coche un disco de AC/DC, decidí prestar atención a un par de canciones. Mientras sus dedos iban moviéndose al ritmo que marcaba la guitarra, ese mismo sonido estaba provocando en mi corazón unas pulsaciones un tanto subidas de tono. Respiré. Mis ojos veían imágenes que corrían a una velocidad superior a la de la luz. Los gritos de lo que se suponía era la voz del cantante alteraban mis oídos como si fueran la tiza que se rompe en una pizarra. Mis manos comenzaron a sudar y a abrazarse hasta formar un nudo dañino. Volví a respirar. El corazón seguía bombeando con rapidez extrema mientras la guitarra rasgaba las notas musicales. La cabeza me daba vueltas. Contaba los minutos para que esa pesadilla acabara. Y se acabó. El silencio invadió la noche pero yo lo rompí con un alarido desgarrado. Tomé carrerilla en dirección a casa mientras Pablo reía observando los efectos secundarios que la experiencia heavy había provocado en mí.
Es ahora cuando entiendo el motivo por el que los americanos utilizan a este grupo como técnica extrema de persuasión en sus interrogatorios. En mí sería totalmente eficaz. Delataría a mi mejor amigo de forma inmediata.

sábado, 6 de marzo de 2010

UN AROMA

Cuando camino por la avenida siempre me detengo ante la tienda que me regala uno de mis olores favoritos.
¿Has podido percibir su aroma alguna vez?
Yo sí, en tardes de invierno, cuando las tertulias con mis abuelos parecían infinitas. Las envolvía un olor denso, penetrante, antiguo. El mismo que me mantiene inmóvil, en medio de la avenida, y que llena mi mente de recuerdos....como aquellos en los que las mañanas despertaban desnudas de sueño y las noches hacían vigilia para dar la bienvenida al conocimiento; o como aquellos, en los que su presencia era la excusa perfecta para estar con un amigo, leer un buen libro o, simplemente, observar el ir y venir de los demás al otro lado del cristal.
Aroma evocador y nostálgico, fuerte y adictivo.
Inspiro fuerte, intensamente, para que ese olor acompañe el camino que me resta hasta llegar a mi destino. Continúo mi paseo.