sábado, 27 de noviembre de 2010

IDA Y VUELTA

A MI PADRE

Nunca he sido una hija cariñosa. Jamás he dicho "te quiero" a mis padres. Mi cuerpo se engarrota cada vez que mis brazos intentan abrazarlos. He sido incapaz de expresarles mis emociones y sentimientos.
Este bloqueo impide que las palabras fluyan para hablar de mi padre. En honor a la verdad, me resultaría igual de complicado si lo tuviera que hacer sobre mi madre.
Angustia. Mi mente necesita respirar. Se asfixia.
Mi padre está vivo. Mi padre murió. Yo he tenido dos padres. Me parezco a los dos.
Recuerdo al que murió desde los ojos de la infancia. Era un hombre alto, serio, severo y al que tenía miedo. Jamás me pegó pero su mirada y su silencio, cuando se enfadaba conmigo, me rompía el corazón.
Era extremadamente exigente y nunca conseguí verle contento por mis múltiples sobresalientes.
Trabajaba todo el día y sólo le veía por la noche. Quizás es por eso por lo que apenas le recuerdo jugando conmigo o con mi hermana. Bueno, miento, a ratos, en los días de playa, el bádminton nos unía, fugazmente.
Cuando se es pequeño no se comprenden las obligaciones de los adultos. Sólo necesitamos que se comporten como niños. A veces, no es posible.
Todo el interés por aprender, conocer y estudiar lo he heredado de él. Siempre nos alentó a mi hermana y a mí para que estudiáramos. Jamás, en el ámbito cultural, nos vio como chicas, sino como personas.
Nunca le importó apretarse el cinturón para comprarnos todo aquello que nos fuera útil para ampliar nuestro conocimiento. Discutía mucho con mi madre por esta razón ya que ella era más proclive a tener unas hijas que se decantaran por actividades más domésticas.
Sin embargo, nunca llegué a sentirme libre. A medida que me iba haciendo mayor, el ambiente rígido y opresivo me mantuvo en silencio. Sólo tenía obligaciones, normas, miedos.
Me casé muy joven y a veces pienso que lo hice por respirar, por empezar a volar.
Hace diez años mi padre murió. Tuvo un aneurisma cerebral. Le operaron y cuando salió del quirófano nació mi padre. El que yo hubiera querido tener de niña.
La vida me ha dado esta segunda oportunidad.
Ya no le tengo miedo.
Me emociono cuando me llama por teléfono y me dice que me quiere. Se ha convertido en un hombre entrañable y juguetón.
Mi vida hace diez años también se transformó. Salí de la jaula de oro en la que había convertido mi vida. Desde entonces, me ha apoyado en los errores y aciertos. No importa que ya no sea una chica de sobresalientes porque su sonrisa siempre me felicita.
En una ocasión sentí que no era nada para él. Quería que eligiese. No lo hizo. No lo entendía. Ahora sí.
El camino se va andando y nosotros nos estamos encontrando.
Admiro a mi padre.
Es un hombre luchador. Su vida ha sido dura. Fue el segundo de tres hermanos y esto hizo que siempre estuviera en medio, hasta para su madre. A su padre le perdió cuando era muy niño y le hizo crecer de repente.
Sus días son un vida completa.
Después de haber forjado su historia un vendaval estuvo a punto de quebrar sus cimientos. Los apuntaló y siguió hacía delante.
No quiero que se sienta culpable porque él me educó lo mejor que pudo. Quería como le habían querido a él.
Aún mantiene ese tono dictatorial para decir las cosas pero sin la rigidez de antaño.
Mi padre lo es ahora más que nunca y ya es el momento para decir que le quiero.
Las palabras comienzan a fluir....

HOMENAJE A EDOUARD LEVE

AUTORRETRATO
Erase que se era un historia que es, ¿o fue? ¿o será?. Mi vida también es un es, un fue y un será. Siempre estoy dudando. Me busco entre líneas para conocerme. No lo consigo. No creo en mí. Confío, en exceso, en la gente que me rodea. Desconfío cuando la confianza es utilizada para destruirla. Me encuentro envuelta en pensamientos guardados en un laberinto. La salida de la espiral es complicada y me pierdo. No afronto la realidad. Me mueve la fantasía, la utopía y, sin embargo, soy pasiva. Activo el motor de mi cuerpo como si estuviera en una carrera contrarreloj. Controlo las curvas, controlo los baches, controlo la velocidad. Soy un descontrol. Mis días están regidos por horarios de obligaciones. No me permito descansar. La relajación es una palabra que yo no entiendo. Acuso el cansancio pero no lo reconozco. Hiperactiva es mi segundo nombre. Me rindo ante los que son pacientes y se toman las cosas con calma. Mi exceso de responsabilidad me lleva a acaparar más de lo que puedo. Exploto. Somatizo los nervios y me salud se resiente. No encuentro el momento para quererme. La solución sería encontrar una vía alternativa que me llevara por otro camino. Me gustaría ser capaz de decir no, no, no, muchas veces.Nunca lo consigo. La respuesta es sí, sí, sí. ¿Por qué ? Algunos lo llaman bondad, yo no tanto. Un calificativo que expresara esa disposición a mi recurrente afirmación sería el de "cobardía". Me da pavor sentirme rechazada.Miedo a los miedos que me invaden. Desearía enfrentarme a los que me apuñalan por la espalda pero no lo hago. Al contrario, les ofrezco el cuchillo más afilado para que su propósito llegue a buen fin. ¿Soy masoquista? Puede que sí. De hecho, mientras escribo no estoy haciendo otra cosa que auto flagelarme. Cambiaré de dirección. Debería presentarme como una persona amable, honesta, sencilla y...Pensándolo mejor, les diré que me gusta el mar. A veces, la atracción que siento por el agua marina me ha hecho pensar que en mi otra vida fui una sirena. Me imagino en las profundidades bailando entre las algas, jugando con delfines y entonando canciones para enamorar a los marineros. Cuando canto mi mal espanto. Y espanto, cuando canto, a todos los que me rodean. Pensándolo bien, puede que nunca haya sido una sirena. No me gusta el olor del pescado. No hay duda, en mi otra vida no fui nada más que vacío hasta que me encontré en medio de la luz después de diez meses de gestación. No quería nacer. Lo hice en primavera. Me gusta el calor. Odio el frío. Me gustan los helados. Odio los platos calientes. Me gustaría vivir en algún lugar cálido en donde los colores verde y azul abarcaran la naturaleza. Respirar verdad. Escribir mientras el sonido de la lluvia en los cristales arrulle mis palabras. Escuchar una música de piano y violín mientras veo bailar a los árboles al son del viento invernal. Sentir una canción de Serrat mientras pinto mándalas de colores. Respirar paz. Dormir sin pesadillas.Tumbarme en la hierba y reconocer el mismo cielo de otro tiempo. El tiempo, los años, ¡qué rápido pasan!. Matizo. Nosotros somos los que caminamos de puntillas por la vida y el tiempo es el resultado de nuestra vejez. Nos movemos tan deprisa como las nubes cuando son sacudidas por la tormenta. A nuestro paso vamos dejando la huella de nuestro rastro. Cuando era pequeña estaba obsesionada con aquellas personas que después de muertas seguían siendo recordadas, estudiadas, veneradas. Yo quería que mi nombre no fuera olvidado. Entendía que, de esta manera, mi vida tendría un sentido. Vanidad de vanidades. Ya no pienso igual. Si no estoy yo aquí para verlo ¡qué más me da que me recuerden, que me alaben, que me hagan monumentos! Mis renglones tienden a caer en picado...hacia abajo. Dicen los grafólogos que eso es propio de un pesimista. Yo quiero ser optimista. Subiré a una noria y comenzaré el relato de nuevo. Desde aquí arriba la ciudad se observa en todas sus dimensiones. Grandes rascacielos, chabolas, tráfico, gente corriendo de un lado para otro, niños jugando en el parque. A mí nunca me han gustado los toboganes. Cuando era pequeña me caí al deslizarme por uno de ellos. Toda mi posadera aterrizó en un charco. Los columpios sí me gustan. Moviendo las piernas hacía delante, hacía atrás, hacía delante, hacía atrás...llegas al cielo. Se puede alcanzar el infinito de un salto. Cómo caeremos es otra cuestión. Yo siempre he sido muy patosa. Mi equilibrio no es muy bueno y siempre terminó en el suelo. Por esa razón me he comprado unas rodilleras para aprender a montar en bicicleta. Cuando consiga pedalear a la perfección, iré a Amsterdam. Me gusta viajar. Descubrir nuevos paisajes, culturas, gastronomías. Cuando fui a Perú disfruté como una niña. Me asombraba de todo aquello que me rodeaba. Un mundo nuevo se presentaba ante mí. Me percaté de lo pequeños que somos. Cerca y lejos son dos adverbios que nos definen. Ahora veo el mar, ahora no. Ahora estoy en la montaña, más tarde en el desierto, después deslizándome por la nieve y , finalmente, durmiendo en la selva amazónica. El tren para en cada estación y cada uno de nosotros nos bajamos donde nos place. Mi parada es la siguiente. Me tengo que despedir. No, no lo haré. Al fin y al cabo, el mundo es un pañuelo y más tarde o temprano nos volveremos a ver. El punto y aparte aún está por llegar.

HOMENAJE A GEORGE PEREC

Me recuerdo apoyada en la barandilla de la terraza del Hotel Guardamar escuchando el silencio de un pueblo abandonado por el invierno.
Me recuerdo, allí mismo, inspirando con fuerza el olor de la salitre al amanecer y prometiéndome a mi misma volver a vivir.
Me acuerdo que esbocé una sonrisa cuando decidí pasar página y no recordar aquellos días de soledad y lágrimas.
Me recuerdo llorando de alegría y orgullo el día de la graduación de mi hijo. Fue, entonces, cuando rememoré el día de su nacimiento y de cómo sus ojos buscaban mi voz.
Me recuerdo mirando a aquella barca varada en la hierba llena de musgo y flores. Sentí que el mar la había desterrado.
Me recuerdo nerviosa escuchando el sonido de tu voz...de su voz. Mi cuerpo vibraba con cada una de tus sílabas. Hoy has enmudecido y yo me he quedado sin palabras.
Me recuerdo ante un micrófono angustiada por el miedo. Era el año 2000 y era Febrero. Se cumplía mi sueño de hacer un programa de radio en directo. Aunque efímero, se cumplió. Aún me invade la ilusión.
Me recuerdo escuchando la radio. Joaquín Prats, Elena Francis, Los Porretas...El sonido de sus voces evocan la infancia que pasó.
Me recuerdo mirándote. Me incliné a darte un beso en la frente. El frío de la muerte penetró en mi interior y me dejó helada. Abuelo, en ese momento, supe que te ibas de mi lado para siempre.
Me recuerdo paseando una tarde de invierno en San Rafael. Empezaba a nevar y el olor a leña, el silencio blanco, la paz, generaba en mí un estado de bienestar muy parecido a la felicidad.
Me recuerdo mirando el patio empedrado de mi colegio. En el centro una fuente dulcificaba con su sonido las lecciones verpertinas. Mis ojos de niña jugueteaban con el agua. Mis sueños de adulta me devuelven, alguna noche, a ese patio infantil.
Me recuerdo bailando con mi hermana en el salón. Nuestro nombre artístico "Clara y Morena" y nuestras coreografías hacían furor entre nuestros fans, los muñecos del salón.
Me acuerdo de la sensación de libertad que experimenté cuando aprendí a nadar. Era como bailar en el vacío.
Me recuerdo leyendo novelas de Corín Tellado acompañada de mi abuela y mi prima. Verano. La piscina y el romanticismo eran las únicas distracciones de aquella colonia de trabajadores apegada a la fábrica de cemento que les daba de comer.
Me recuerdo en los cines de verano de La Manga comiendo pipas saladas, escuchando el murmullo de la gente y disfrutando de películas que han quedado en mi memoria.
Me recuerdo con diecisiete años volando por encima de un paso de peatones. El golpe fue brutal. No recuerdo el atropello, no recuerdo el dolor. Sólo sé que mi vida se transformó y nunca volvió a ser igual.
Me recuerdo andando con mi muletas por los pasillos fríos del hospital. El sonido metálico del hierro en el suelo ensordecía mi soledad.
Me recuerdo huyendo de aquella mujer con la que compartía habitación en el hospital. Su olor de indigente y de alcohol aún no lo he olvidado. Siempre que me cruzo con alguien tirado en la calle le miro a los ojos ojos por si fuera ella.
Me recuerdo con mi amigo Martín. Siempre admirándole y queriéndole. Uno de los regalos que la vida me ha dado.
Me recuerdo en mi primer día de universidad. No quería hacer el ridículo pero mi presentación fue una caída apoteósica a la entrada de clase. La sensación de angustia al notar que todas las miradas se dirigían hacía mí nunca la he podido olvidar.
Me acuerdo del placer infinito que sentía al saborear un bombón de chocolate blanco. Ese sabor lo utilizaba para enviar besos a quien me los regalaba. El me los devolvía con sabor a regaliz. Jamás nuestras lenguas se rozaron.
Me recuerdo deseando olvidar el momento de la comida. Las garras del hambre son fuertes y desgarradoras.
Recuerdo la canción de Luz Casal que nos hizo bailar. Llevamos ocho años siguiendo el compás de su melodía.
Recuerdo que estaba dormida. Sonó el teléfono y me preguntaron se mi encontraba bien. Todo sucedió el once de marzo de 2004. Santa Eugenia se llenó de un silencio triste roto ,únicamente, por el sonido de las ambulancias.
Varios días después, me recuerdo en la estación de El Pozo observando como una grúa elevaba al cielo un vagón descuartizado. De sus tripas salían hojas, apuntes, mecheros...retazos de vida que sobrevivieron a la muerte. Sus dueños no.
Me recuerdo volando sobre las líneas de Nazca en Perú. La sombra de la avioneta se veía desde las alturas. Me sentía como Meryl Streep en Memorias de Africa. Todo era perfecto hasta que el piloto comenzó a hacer piruetas. Ya nada fue igual.
Me acuerdo de aquella comida frente al mar. Sentados en un banco, Valeriano, Pablo y yo comíamos un bocadillo de paté. Los pájaros nos rodeaban para atrapar las migas de pan que les tirábamos. Momentos de felicidad que guardo en la memoria.
Memoria que me hace recordar como jugaba y acariciaba a las mascotas que me han hecho disfrutar de su vida. Cuando ahora Kiko, mi perro, se sienta a mi lado, el espíritu de todos ellos vuelve conmigo.
Me recuerdo mirando absorta a la nada.
Me recuerdo intentando no recordar los recuerdos que una vez fueron y siempre serán.

miércoles, 23 de junio de 2010

FLUIDO ONÍRICO

Era una casa especial, diferente, mágica, endiablada...
Maite se ahogaba en agua.
Manolo se ahogaba en alcohol.
La asfixia mataba el aire.
Allí sólo vivían muñecos inocentes,
muñecos que se emborrachaban,
se convertían en asesinos y se disolvían en agua.
La muerte presencia la escena.
Manolo coge unas tijeras
Maite tiene miedo. Se paraliza.
Todo se vuelve agua.
Maite huye dando brazadas hacia la puerta.
Manolo bucea entre la sangre derramada.
La calle está blanca de frío,
Manolo no sabe andar y cae en la nieve.
Su cabeza se quiebra. Se queda congelado.
Maite observa su muerte.
El sol sale y Manolo se hace líquido.
Se evapora.
Feliz, Maite, sube a casa y mete a todos los juguetes en una caja.
Todos los recuerdos se resumen en un corazón pequeño que se cierra eternamente.
Maite comenzará una nueva travesía.
Respira.
Pasea.
Un hogar nuevo le espera.
Entra en el portal de su nueva vida.
Los juguetes rompen la paz,
todos muestran una sonrisa malévola.
Corre enloquecida por las escaleras,
quiere llegar antes que ellos.
El ascensor comienza a gotear.
Cierra la puerta con llave.
Están fuera, los oye.
Se están convirtiendo en agua.
El líquido entra por debajo de la puerta,
por debajo de la puerta........
Es el fin.
Era una casa endiablada, mágica, diferente, especial...

martes, 1 de junio de 2010

ABISMO

El miedo que me genera una página en blanco es tan agobiante que los dedos se convierten en mármol y el teclado en cincel. Fijo la mirada en la pantalla y pienso en lo difícil que es esculpir un texto. Nunca me acostumbraré a esta sensación de vértigo. Recorro el laberinto de palabras intentando encontrar una salida adecuada a los recovecos que mi mente elabora en mi interior lingüístico. Estoy abrumada por la madeja de pensamientos que no exteriorizo y necesito expulsar.
Las musas me han abandonado y la inspiración juega con los rayos de sol que se dejan ver tras las ventanas.
La página en blanco se ha vuelto sepia.

sábado, 1 de mayo de 2010

RETRATO ESTÁTICO



Viajo en el tiempo a través de imágenes estáticas. Las fotografías inmortalizan vivencias del pasado. Me gusta recorrer con la mirada historias que una vez fueron y nunca más serán. Muchas tardes, exploro las cajas donde las tengo guardadas. Cojo una al azar y comienzo a rememorar.

En esta ocasión, mi abuela renace al encontrarse con mis manos. Lleva una bata azul y un mandil verde. Está sentada en el sofá de mi casa viendo la televisión con la que mantiene un diálogo sin respuesta. Estoy retratándola a la vez que observo sus gestos. De repente, me mira y me pregunta: hija, ¿te vas a acordar de mí cuando me muera?. Me río. Todos los días me hace la misma pregunta. Yo contesto que sí y ella queda satisfecha. Total, es algo tan lejano...

Observo como mueves el rostro y me miras...El milagro se ha producido y los recuerdos te han resucitado. Me preguntas: ¿te acuerdas de mí ahora que estoy muerta?
Yo, que te escucho desde la lejanía, te cuento cómo tú, solícita, me preguntabas la lección. Cogías los folios entre tus manos y los mirabas interesada. Cuando yo llegaba al final siempre me respondías: "te lo sabes muy requetebien". Me quedaba satisfecha y me iba a mi habitación a continuar estudiando. Tú no sabías leer ni escribir pero confirmabas mi lección. ¿Te acuerdas tú?.

En otras ocasiones, me escucho exclamar frases inconexas y sin sentido. Me las invento. Sin proponérmelo me he parecido a ti. Tú soltabas una retahíla de palabras que, con el tiempo, se convirtieron en frases hechas y que forman parte del legado de nuestra familia. Igual que aquellos piropos que lanzabas a gritos cuando pasábamos mi hermana y yo cerca de tu ventana. ¡Qué vergüenza!...Ahora que no te los escucho, los echo de menos y me pregunto cuántos de ellos hubieras dicho a mi hijo al que nunca llegaste a conocer.

El marco de la fotografía te mantiene sentada y no puedes ponerte en pie. De todos modos, no podrías. No tienes muleta que te sustente. Esa que, con sonidos intermitentes, avisaba que subías las escaleras pausadamente para pasar las tardes de invierno en ese sillón donde te encuentras.

Abuela, hace mucho desde que no escucho tu voz, desde que no recibo un beso tuyo, desde que tus ojos azules no se reflejan en los míos pero te aseguro que todos los días tu presencia está conmigo. Todavía no has muerto.


Tu rostro vuelve a quedarse congelado en la posición del pasado. Retorna a la caja donde se encontraba. Se mezclará con mis otras vidas porque forma parte de ellas.

RETRATO MÓVIL

Le veo en la calle sonriendo, hablando con los amigos.
Todos sienten compasión por él.
Escuchan la tristeza que sale por su boca.
Está solo porque su mujer le ha dejado.
¡Pobrecito!, dicen todos.
¡Farsante!, digo yo.
Ellos no saben que eres un hijo de Satanás.
Ellos no saben que no abrazas, sólo matas.
Ellos no saben que en tu hogar recreaste el infierno.
Ellos no saben que eres una mentira disfrazada de alma en pena.
¡Qué bueno es!, dicen todos.
¡Malvado!, digo yo.
Me gustaría explicar al mundo quién es él.
Me gustaría que mi rabia le descubriera.
Me gustaría gritar al mundo mi dolor.
Sin embargo, no puedo...
Su presencia me sigue empequeñeciendo.
Mi alma se duele en silencio mientras él
sigue viviendo.
¡Qué triste está!, dicen todos.
¡Ojalá lo estuviera!, digo yo.

sábado, 24 de abril de 2010

Pablo

Pablo, mi sonrisa te recuerda...
a las sombras de tus trazos que dibujan mi cuerpo en un papel
a la luz que indica el futuro
a las caricias de unos ojos llenos de un mar en calma
Pablo, tu sonrisa me recuerda...
que ya no hay obscuridad en la esquina de mi boca
que ya no hay ausencia de amor y sexo
que ya no hay muerte en el alma dividida
Pablo, mis palabras ¿ a qué te recuerdan?...
a mi sonrisa, a tu sonrisa y al sueño de dos locos que viven en nosotros.

ERES TU

Hoy te he mirado a los ojos. Estabas frente al ordenador muy concentrado. He sonreído y recordado todo lo que te he querido. Nadie lo ha sabido nunca, sólo tú. Te vuelvo a mirar y me sonríes. Me llamas. Voy. Nadie sabe lo que te he querido...
Tus ojos me enamoraron. Mi amor hacía tí fue lo que día tras día me hacía fuerte para seguir andando el camino. Mi alegría dependía de tu presencia. Tu ausencia era mi muerte.
Un amigo dice que donde hubo pasión luego no puede vivir la amistad. En mi caso no es así. La pasión nunca fue compartida y la amistad sí.
Tecleo tu nombre una y otra vez, una y otra vez...
¿Habrás sentido algo por mí alguna vez? Por ejemplo, cuando me abrochabas el abrigo cobijándome del frío; o cuando me llamabas a casa con una excusa tonta; o en aquella ocasión en la que tanto me hiciste reír en medio de un mar de lágrimas...e incluso, cuando me hacías la vida imposible al saber que ya no eras el centro de mi universo y estabas meses sin hablarme...¿Habrás sentido algo por mí alguna vez?
Pasas a mi lado y me das un golpe cariñoso en el hombro. Levanto la cabeza y sonrío.
A veces, cuando nuestros ojos se encuentran tengo la sensación que se dicen cosas que nosotros hemos sido incapaces de mostrar. Historias de lo que pudo haber sido y no fue o de lo que pudo no haber sido y fue.
En una ocasión, encontré en tu mesa un papel con mi nombre escrito muchas veces. Aún lo tengo guardado en la caja de cartón que un día estuvo llena de los bombones que tú me regalaste. Muestras adolescentes de una amor maduro e imposible.
Hoy me he puesto un jersey naranja. Al final del día, cuando estoy a punto de apagar el ordenador, recibo un correo. Me lo envías tú y me dices que estoy muy guapa. Sonrío. No te contesto. Nadie sabe lo que te he querido. Sólo tú.

miércoles, 24 de marzo de 2010

PASEO

Un paseo por la sombra de los olmos me dirige hacia el estanque donde reposa el pez de bronce.
Sus ojos me miran fijamente y, a través de ellos, observo como cristaliza el musgo del destierro.
Hace siglos que no surca los mares.
Hace siglos que las gaviotas no le susurran historias de marineros perdidos entre las olas.
Hace siglos que no escucha el canto de sirenas.
Hace siglos que su vida se estancó cerca de la sombra de los olmos.

viernes, 12 de marzo de 2010

LUTO


Delibes ha muerto.
Las páginas en blanco están de luto.
Nunca más las dibujará con palabras.

UNA IMAGEN

Mirada a las cámaras. Disparos. Ya está, miles de imágenes de una misma cara para la posteridad. Una estrella de la canción saludando antes de recoger su último premio.
Bella, impecablemente peinada, impecablemente maquillada, impecablemente vestida.
Impecablemente impecable.
Saluda con la mano y con los ojos. Está feliz.
Sin embargo, detrás de esa máscara exterior se esconde una persona tremendamente cansada, triste y fea. Si metiera mi mano por su boca y mis dedos tuvieran luz, lo único que ellos podrían atisbar sería dependencia, dudas, miedos. La posteridad no quisiera pertenecer a esa imagen.
No saluda ni con la mano ni con los ojos. Es infeliz.

LO QUE NUNCA PROBÉ.

Nunca me ha gustado la música heavy, aunque tampoco, ateniéndome a la verdad, he dedicado tiempo a escucharla. Siempre hay una primera vez y el otro día, cuando Pablo tenía puesto en el coche un disco de AC/DC, decidí prestar atención a un par de canciones. Mientras sus dedos iban moviéndose al ritmo que marcaba la guitarra, ese mismo sonido estaba provocando en mi corazón unas pulsaciones un tanto subidas de tono. Respiré. Mis ojos veían imágenes que corrían a una velocidad superior a la de la luz. Los gritos de lo que se suponía era la voz del cantante alteraban mis oídos como si fueran la tiza que se rompe en una pizarra. Mis manos comenzaron a sudar y a abrazarse hasta formar un nudo dañino. Volví a respirar. El corazón seguía bombeando con rapidez extrema mientras la guitarra rasgaba las notas musicales. La cabeza me daba vueltas. Contaba los minutos para que esa pesadilla acabara. Y se acabó. El silencio invadió la noche pero yo lo rompí con un alarido desgarrado. Tomé carrerilla en dirección a casa mientras Pablo reía observando los efectos secundarios que la experiencia heavy había provocado en mí.
Es ahora cuando entiendo el motivo por el que los americanos utilizan a este grupo como técnica extrema de persuasión en sus interrogatorios. En mí sería totalmente eficaz. Delataría a mi mejor amigo de forma inmediata.

sábado, 6 de marzo de 2010

UN AROMA

Cuando camino por la avenida siempre me detengo ante la tienda que me regala uno de mis olores favoritos.
¿Has podido percibir su aroma alguna vez?
Yo sí, en tardes de invierno, cuando las tertulias con mis abuelos parecían infinitas. Las envolvía un olor denso, penetrante, antiguo. El mismo que me mantiene inmóvil, en medio de la avenida, y que llena mi mente de recuerdos....como aquellos en los que las mañanas despertaban desnudas de sueño y las noches hacían vigilia para dar la bienvenida al conocimiento; o como aquellos, en los que su presencia era la excusa perfecta para estar con un amigo, leer un buen libro o, simplemente, observar el ir y venir de los demás al otro lado del cristal.
Aroma evocador y nostálgico, fuerte y adictivo.
Inspiro fuerte, intensamente, para que ese olor acompañe el camino que me resta hasta llegar a mi destino. Continúo mi paseo.

jueves, 25 de febrero de 2010

UNA PALABRA QUE EMPIEZA CON "D"

Desnudo, dentro del laberinto, abraza sus piernas deseando gritar. No lo hace. Sabe domar sus emociones.
Desolado, dentro del laberinto, se esconde en el silencio. Un silencio de colores que disfraza la obscuridad de su alegría.
Desorientado, dentro del laberinto, araña con sus dedos las paredes que le rodean. Quiere huir, salir, vivir...No lo hace. Construye muros para cimentar su soledad.
Despavorido, dentro del laberinto, observa que ha sido descubierto. Quieto y tembloroso observa unos ojos. Unos ojos que pueden guiarle hacia la salida. No los pierde de vista pero, sintiéndose ciego, da media vuelta y choca con sus ataduras, su tristeza, su soledad.
Desfallecido, sin querer encontrar un destello de esperanza, muere dentro del laberinto.

viernes, 19 de febrero de 2010

SUEÑOS

A veces, como por arte de magia, los sueños se hacen realidad. Hoy, todos los magos han utilizado sus mejores trucos y he conseguido algo que he deseado durante los últimos veinte años. He compartido unas horas con alguien que fue todo para mí y que ahora es un amigo que forma parte del todo de mi vida.
Una sonrisa invade mi cara.

jueves, 18 de febrero de 2010

LA CARA Y LA CRUZ DE LA INFANCIA






CARA

Sonido de violín que me hace recordar imágenes del pasado. Cierro los ojos para percibirlas mejor...Es mediodía. Verano. Un hombre sentado en una terraza acompañado de un vaso de vino, unas aceitunas y la música de su programa favorito de radio: Feria de coplas. Le miro y le hago un gesto con la mano. Me responde poniéndose en pie y sonriendo. Me acerco. Hablamos un rato hasta que las señales horarias de las 2 anuncian nuestra despedida. Le envío un beso utilizando al viento como correo.
Abro los ojos. Ya no suena el violín. Tampoco veo a mi abuelo. Una noche desapareció. Él, que tanto me quería, me fue infiel con la muerte. Me dejó sola entre las sombras.


CRUZ

Sonido de violín que me hace recordar imágenes del pasado. Cierro los ojos para percibirlas mejor...Es por la tarde. Verano. Inocencia. Asco. Miedo.
La confianza en los seres queridos se rompe bruscamente al toparse la niña con un sexo lleno de babas.
Abro los ojos. Ya no suena el violín. Mi estómago vomita el dolor que lleva dentro. Aquel, que decía quererme tanto, me condujo hasta el abismo.



sábado, 13 de febrero de 2010

URRACAS

Todos los días, cuando cae el sol, me asomo a la ventana para saludar a mis amigas las urracas. Danzan en las ramas de los árboles. Es un momento mágico porque una treintena de estas aves negras se reunen en el mismo lugar, cada día del año, para saludar al anochecer. Llegan volando de su viaje diario y, parece que, a través del sonido de sus "tcha-tcha-tcha", se cuentan lo que les ha sucedido desde la última vez que se vieron. Absorta me que quedo mirándolas hasta que todas, al unísono, emprenden el vuelo y desaparecen en la lejanía.
Imitándolas, bajo la persiana y vuelo, yo también, hacia mi refugio.

miércoles, 10 de febrero de 2010

¿QUÉ VES?



Pablo dibuja con trazos negros. La tinta se va deslizando hasta crear formas que transmiten imágenes abstractas que llenan de sentimientos el papel en blanco.

martes, 9 de febrero de 2010

UN VIAJE DE VIDA QUE SE MUEVE EN TREN

Me subo al tren cuando está amaneciendo. El paisaje se mueve ante mis ojos. A mi alrededor observo a las personas que me rodean. No las conozco, no sé que problemas tienen pero sé que durante unos minutos sus vidas se entrecruzan con la mía. Quizás no nos volvamos a encontrar más o, puede, que la monotonía de los días nos haga coincidir en más ocasiones. Nos convertiremos en extraños conocidos.

PALABRAS


Una nueva experiencia es siempre algo intenso, alegre y que produce gran cantidad de adrenalina.Todo esto es lo que siento mientras escribo estas palabras en mi blog. Las primeras de las muchas que espero me acompañen en este nuevo viaje por la red.