lunes, 13 de mayo de 2013

CARTA DE ADIOS



 “Las lágrimas que se vierten en las despedidas de barco son más saladas que las otras”.  Esta greguería de Ramón Gómez de la Serna, resume lo que yo siento ahora.  No me voy en un barco, pero  mis lágrimas saben a sal, a dolor, a impotencia.
¿Cuántos años hemos estado juntos? Ni te acuerdas, ¿verdad? Veinticinco.Veinticinco años manteniendo una relación que yo creía para siempre y, sin embargo, acabo de descubrir que no va a ser así. Me has echado de tu vida y ni siquiera te ha temblado el pulso al escribir tus palabras de despedida. 
¿Qué nos ha pasado? Es verdad, estábamos atravesando una crisis, y yo, ilusa de mí, creía que íbamos a superarla como tantas otras del pasado. Unos meses de tira y afloja y luego, paz, armonía…sin embargo, esta vez, no ha sido suficiente. ¿Conoces  el motivo? ¿No lo sabes o no quieres reconocerlo? Pues te lo explico en pocas palabras: antes éramos fuertes, llenos de ilusión y, sobre todo, no había un tercero que nos separara.  ¿Mentira?  ¡No me vengas con bobadas! ¿Vas a negar la mayor? ¡Te has convertido en su sombra!  Te está manejando, engatusando con ideas estúpidas que nunca va a cumplir, haciéndote ojitos para que caigas a sus pies y, cuando estés abducido, te rematará y dejarás de ser tú para convertirte en ni se sabe que… ¡Por Dios!,  ¿no te das cuenta? ¡Te va a fagocitar! Yo estaré ahí, lejos, fuera de ti para verlo y, te aseguro que me dará una pena infinita pero no podré hacer nada. No será por rencor; simplemente, no tendré ni la energía  ni la capacidad para salvarte.
Toda esta rabia contenida se mezcla con un miedo atroz al futuro. ¡Llevaba toda una vida contigo! Desde los 20 años unida a ti. Esforzándome, poniendo lo mejor de mí,  amándote, odiándote, riendo, llorando, madrugando, trasnochando.  ¿Y tú? Tú siempre siendo mi apoyo, mi sustento, ayudándome a superar mis miedos, como en aquella ocasión, ahora lo recuerdo, que por  primera vez volé contigo en nuestra luna de miel. Desde ese momento, me llenaste de seguridad y jamás la he perdido… hasta hoy. ¡Estoy tan vacía! ¡Me parece imposible que no tengamos ningún vínculo! Nada nos une. No, eso último no es verdad, siempre me atarán a ti los recuerdos, nadie me los podrá quitar. Siempre viajarán conmigo. Siento un fuerte dolor en el pecho, me oprime la tristeza, la furia, el desencanto…
Querida Iberia, ¿qué va a ser de ti? ¿Qué va a ser de mí? ¿Qué va a ser de nosotros?
Voy a acabar como he empezado, citando a Gómez de La Serna. Él decía que “el amor es algo así como bordar juntos”…Tú y yo ya no podremos ver el resultado de lo que hubiera sido una perfecta historia de amor.

Desesperadamente, una despedida

 

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