ALICIA, sus pasos danzaban en la pasarela…
La mujer perfecta. Sus medidas, su pelo, su estilo. Todas las portadas de la revista son para ella. Tiene 25 años y un futuro lleno de triunfo.
Los
flashes de la cámara bombardean sus ojos. Sonríe pacientemente aunque no tenga
ganas. Es el precio que tiene que pagar a cambio de estar en lo más alto y
conseguir su sueño. Un sueño que se está haciendo realidad pero que quiere que
perdure en el tiempo. Alicia está cansada. Desde hace días tiene fuertes
dolores de cabeza que la están volviendo loca pero el espectáculo debe
continuar. Posa, se contonea, sonríe, posa, se contonea,
sonríe…invariablemente, durante horas, al ritmo de los gritos que dan los
fotógrafos reclamando su atención.
Se
acabó. Llega a casa y se toma un calmante. El dolor es insoportable. Al día
siguiente tiene que coger un avión que la lleve al otro lado del mundo y
necesita descansar para estar impecable cuando suene el despertador. Apaga el
teléfono móvil y se tumba en la cama dispuesta a dormir. Siente que su cabeza
está a punto de explotar.
Alicia,
esta vez, es noticia no sólo en las revistas, también lo es en los periódicos y
televisiones. La más famosa de las modelos españolas ha sido encontrada
gravemente enferma en su casa. La alarma saltó cuando su agente se preocupó al
no presentarse en el aeropuerto y no contestar el teléfono. En un principio, se
especulaba con una posible sobredosis pero se desmintió de inmediato. Los
médicos hablan de un posible derrame cerebral que la mantiene en coma luchando
entre la vida y la muerte.
MARÍA, su agonía dormía en la cama…
María
tiene 27 años y mira envidiosa la última revista de moda. Siempre ha soñado con
tener el cuerpo escultural que lucen todas esas modelos, sin embargo, es bajita
y se siente gorda, muy gorda, tremendamente gorda. Sensaciones que juegan con
el abismo. Su cuerpo manda y tiene a María postrada en una cama de hospital.
Los médicos, los psiquiatras han hablado con ella y han dado su diagnóstico: se
morirá si continúa maltratándose, si continúa vomitando convulsivamente, si
continúa ayunando día tras día.
Ella
no les hace caso. Son unos mentirosos. Simplemente la quieren convencer para
que coma, para que se hinche como un globo y explote. Además, si eso que dicen
fuera verdad, preferiría morir antes que vivir dándose asco cada vez que se
mira al espejo.
Deja
la revista a un lado de la cama y contempla sus manos y sus piernas. ¡Qué asco!
Las mueve compulsivamente. Cuanto más ejercicio haga, más calorías consume. No
puede estar todo el día tumbada porque va a engordar. Se mueve cada vez más
deprisa porque con cada uno de los movimientos un gramo de grasa se escapa de
su cuerpo.
Una
enfermera entra a la habitación y pide que se pare. María no escucha y se mueve
mucho más deprisa. La enfermera vuelve a regañarla pero María ya no puede parar
y prosigue de forma contumaz. Ha perdido el control. Empieza a pegarse, a
arañarse, a abofetearse, grita, llora. El exorcismo que se ha apoderado de ella
siempre queda vencido por las cuerdas que la atan a la cama. Sus lágrimas
siguen empapando ese cuerpo del que quiere salir y al que odia tanto
ANDRÉS
Tres
plantas más arriba de la habitación de María
está ubicada la unidad especializada en trastornos de la alimentación.
Los
médicos y psiquiatras encargados de esta área de la salud están reunidos.
Analizan la evolución de los pacientes que están ingresados. De entre todos, el
estado de María es el que más les preocupa. Se sienten impotentes porque
sienten que ya no pueden hacer nada más por ella. Andrés, un médico joven les
escucha. Lleva poco tiempo en este hospital ya que está recién llegado de
Estados Unidos. Trae ideas innovadoras aunque no muy bien vistas por los demás.
Lleva años estudiando la posibilidad de transplantar el cerebro de una persona
con trastorno de alimentación en un cuerpo perfecto. Quiere investigar como
sería la reacción del enfermo cuando consiga pertenecer al cuerpo que tiene
idealizado. Sería un experimento interesante. Un salto cualitativo en el avance
científico. La ética queda desbancada por la ciencia.
Andrés
explica a los demás lo que ha estado elucubrando en las últimas semanas. Ha
averiguado que una modelo está ingresada en cuidados intensivos y, por lo que
le han comentado sus colegas, a punto de morir. Podía ser perfecta para María.
Las dos mujeres están es fase terminal pero una de ellas puede seguir viva y,
evidentemente, él ha elegido quién podría ser. En la sala se hace el silencio.
Todos piensan que es una locura y una barbaridad pero, por otra parte, la idea
de formar parte en un experimento de estas características sería gratificante, algo por lo que su carrera
se reforzaría… ¿Qué hacer?...El silencio se rompe con el sonido del teléfono
móvil de Andrés. Le acaban de notificar que Alicia, la modelo, ha entrado en muerte cerebral. Es ahora o
nunca, dice a los demás. La decisión es unánime. Sólo necesitan la conformidad
del director del hospital y, naturalmente, convencer a María.
TRANSPLANTE
Andrés sonríe. Su loca idea se
hará realidad. Triunfará. María llora de alegría…
Tumbada
en la camilla, camino del quirófano siente que, por fin, se va a liberar de su
cuerpo repulsivo. Cuando despierte será ella y será otra. Será la chica que
provocaba su envidia. Sí, morirá para los demás pero ella se siente feliz. Todo
su esfuerzo ha valido la pena.
La
operación dura más de 24 horas. Varios equipos médicos se han turnado para
ejecutar con precisión esta operación. Todo se ha realizado en el más estricto
de los secretos. La sociedad aún no debe saber nada. Es un simple experimento.
¿Habrá valido la pena? El tiempo lo dirá y, si todo va bien, será entonces
cuando sepan de su proeza médica.
María
abre los ojos. No sabe si ha estado soñando o si en realidad es cierto que ya no
está embutida en un trozo de salchichón. Mira alrededor y está llena de tubos.
Levanta con dificultad los brazos y, los mira fijamente. Comprueba, entonces,
que no es un sueño; esos no son los suyos, son totalmente diferentes, largos,
delgados…delgados…delgados…
Andrés
no descansa. Desde el día del transplante está pendiente de la evolución de su
paciente. Los últimos meses se ha centrado en prepararla psicológicamente para
que el día que se enfrente al espejo reaccione de manera adecuada. No
reconocerá su rostro ni su cuerpo, sin embargo, su cerebro es el mismo.
María
está inquieta. Ha llegado su gran día. El espejo muestra a una mujer perfecta
cuyas medidas son 90-60-90. No percibe ni un gramo de celulitis, ninguna estría
que dibuje de líneas blancas su vientre plano, no hay un atisbo de flaccidez, toda
su piel es firme. Posa, se mira, se contonea…
Su
sueño se ha hecho realidad. No importa lo confusa que se encuentre al no
reconocerse. Su sueño se ha hecho realidad. No importa que las personas que se
acerquen a ella sean unas completas desconocidas aduladoras. Su sueño se ha
hecho realidad. No importa que se sienta terriblemente sola, sin su familia,
sin sus amigos. Todos la creen muerta.
Su
sueño se ha hecho realidad.
DIAGNÓSTICO
Ha
transcurrido un año desde la operación. Andrés sigue pendiente de la evolución
de María, de su experimento.
Los
periódicos, las televisiones, las revistas se hacen eco de la milagrosa
recuperación de Alicia y muestran su imagen radiante. Su agente anuncia a bombo
y platillo que muy pronto volverá a las pasarelas, aunque en su fuero interno
no lo cree probable. Alicia ya no es la misma. Siente que una parte de ella se
ha quedado perdida en la habitación del hospital. Los médicos continuamente le
tranquilizan y niegan que haya sufrido daños cerebrales.Sólo le piden tiempo y
paciencia. Sin embargo, a medida que transcurren los días él percibe que Alicia
se aleja de su lado y eso le entristece. Al fin y al cabo, no sólo ha sido su
agente, también ha sido su única familia. Ella se quedó huérfana cuando su carrera
empezaba a despuntar y él la acogió como si de una hija suya se tratara. Sin
embargo, ella parece no reconocerle y le trata con indiferencia y hasta con
desprecio. Se mantendrá a su lado cuidándola desde la distancia.
María,
por su parte, no está contenta. No sabe quién es. Bueno, sí lo sabe. Es María
con el cuerpo de Alicia. El sueño que se hizo realidad fue sólo eso: un sueño.
Ha vuelto a despertar y no quiere enfrentarse al espejo. Se odia. En un año ha
perdido toda su belleza. Se siente gorda, ha vuelto a vomitar, a ayunar, a
maltratarse. No quiere enfrentarse al espejo. No quiere.
Andrés
escribe en su cuaderno de notas: Recaída. Era lo que él suponía que iba a
pasar. La anorexia ha vuelto con más fuerza que nunca. El cerebro continúa
enfermo. Realiza de manera sistemática análisis funcionales que le permiten
averiguar los motivos que han provocado que el trastorno esté de nuevo presente
en la mente de María. Las circunstancias son siempre las mismas;
enfrentamientos con otras personas que no consigue cerrar y que la hacen sentir
rabiosa y triste. Comportamientos poco asertivos que no sabe resolver y que la
hacen sentir torpe, estúpida e inútil. Todos esos sentimientos los canaliza
utilizando la comida. En este terreno sí se siente fuerte, inteligente, domina
la situación, controla lo que hace y se sabe superior a los demás mediante el
continúo engaño.
Andrés
diagnóstica que a María alguién le robó la infancia y ella no pudo hacer nada.
Todo comenzó cuando un loco violó su inocencia y ella no pudo hacer nada. Todo
comenzó cuando los insultos formaban parte de su día a día y ella no pudo hacer
nada. Entonces fue cuando toda ella engordó de rabia, odio, tristeza,
impotencia y transformó su vida en muerte.
SUEÑOS María agoniza en la cama…
Su
cerebro tiene sobrepeso y ella no puede con él. La plenitud duró unos instantes
y ahora el odio, el dolor, la rabia vuelven a su mente y los tiene que volver a
expulsar con los vómitos de colores que ella se inventa. Enfadada porque no le
ha salido el arco iris deseado, se araña brazos y cara hasta que su piel se
cubre de color rojo. Sintiéndose sucia y pegajosa decide limpiarse y para ello
deja de comer. Toda ella queda blanca, impoluta, limpia de impurezas hasta que
el dolor, el odio, la rabia regresan a su mente y todo comienza de nuevo…un
bucle tras otro, un bucle tras otro.
María
pesa treinta kilos.
María
cierra los ojos mientras sus pasos danzan en una pasarela.
Andrés certifica la muerte de María y acaba su informe con
las siguientes palabras: el experimento acaba con éxito. El resultado ha sido
el que yo supuse: la muerte.
Las portadas de las revistas sacan en portada la foto de
Alicia contoneándose, posando, sonriendo…con un adiós como punto y final.
Este relato está dedicado a la Dra, Elena Gutiérrez que me ayuda a salir del abismo de la imperfecta perfección.
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