EPÍSTOLAS DE SENTIMIENTOS
Carta de dolor
Sé que esta carta no va a tener destinatario pero, sin
embargo, va a volar gracias a las palabras. Ellas se ocuparán de transmitir el
dolor que llevo dentro, de la desesperación que me consume, del miedo que
constriñe mi soledad.
La lluvia no cesa y el golpeteo de las gotas en el cristal
compone la tristeza que me desborda. ¡Me gustaría tanto hablar contigo! Pero no
lo puedo hacer. Te has ido y no sé dónde estás. A veces, me pregunto si te
acuerdas de mí. Supongo que no, porque de haber sido así, hubieras hecho lo
indecible por gritarme desde tu escondite.
¿Sabes qué día es hoy? El de tu partida. No debería
regodearme en la pérdida pero es lo único que me ata a la vida. Buscar
explicaciones y pedirlas. En ambos casos, no obtengo respuestas. ¿Qué sucedió?
¿Qué detonante confundió nuestros sentidos? Nuestra unión, con algún que otro
altibajo, funcionaba a la perfección. ¿Por qué entonces, todo estalló y nada
volvió a ser igual? Las imágenes del pasado se han congelado en mi memoria.
Quisiera volver a esa rutinaria estabilidad que me mantenía en equilibrio. Quisiera
desandar el camino pero mis pasos se han perdido. No encuentran la dirección correcta. Las lágrimas son la
metáfora de mis desaciertos. Dibujo manchas negras en el papel, símbolo de la
impotencia que me acorrala. Huelo el peligro y estallo en gritos para que sean
escuchados por los demás. Sin embargo, no hay solución. Estoy loca. Sí, la
razón, la cordura, me abandonó sin previo aviso y por más que la llamo no ha vuelto
a mi lado.
Estoy sola en un mundo que no es el mío y por eso te escribo
cartas sin sentido que nunca llegarán a ti.
Carta de amor
¿Por qué te escribo esta carta si estás a mi lado? ¿Por qué
siento la necesidad de gritar sentimientos dibujados con tinta azul? ¿Por qué
te beso con palabras? ¿Por qué te abrazo con historias que salen de mi
interior? Porque paladeo el poder del amor de tus labios. Porque siento el poder
de las caricias cuando susurran tus manos. Porque veo complicidad en la
sonrisa de tus ojos. Porque eres mi amigo. Eres mi compañero. Porque somos dos. Porque el amor es un cohete que sube
hasta el cielo y explota llenándolo todo de fantasía. Y, sobre todo, porque te
quiero.
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